Tarkovsky y el misticismo del arte cinematográfico
Un santo puede venir de cualquier lugar, no hace falta que la iglesia lo decrete. Ser un santo es un asunto de devoción y sobre todo Fe. Por lo regular el santo vive desprovisto de la noticia, pues para ser santo hay que olvidarse de uno mismo. En el abandono a Dios, ya sea en devoción, ritual, plegaria, o cualquier otra manera, el encuentro con lo sagrado tiene muchas rutas y para Andréi Tarkovsky el cine fue lo que él mismo denomina “Su plegaria al arte”.
“El artista no puede separar su vida del arte, es necesario que éste entregue su vida para que el arte pueda ser, de lo contrario estará vacío”
Así lo dicta Tarkovsky en una entrevista que más de uno habrá visto en internet; cosa que se reitera y ejemplifica en este nuevo documental dirigido y editado por su hijo Andréi A. Tarkovsky.
Entrevistas y uno que otro material inédito nos dejan ver muy de cerca el profundo y misterioso mundo que el aclamado cineasta ruso habitaba.
Desde su primer recuerdo descrito a detalle, hasta señalamientos puntuales de sus recuerdos, Tarkovsky hijo nos hace un recorrido al mero estilo de Agnès Varda en su última y casi póstuma película.
En este documental de 98 minutos vemos un retrato de un místico moderno, un hombre indudablemente religioso y ortodoxo que hizo del cine su plegaria divina. Las preguntas que le revolvían el estómago, la mente y el corazón siempre abordaron lo más profundo de sus películas.
Habla de Nostalgia como esa incapacidad del alma para expandirse completa debido a una prisión en el tiempo. Explica de Stalker el elogio de ser su película mejor lograda al exponer la sensibilidad de un hombre que ha perdido la vía de su espíritu y en lo menos esperado lo vuelve a encontrar.
Aprovecha en un dialogo sobre su ópera prima La infancia de Iván para hablar sobre la sabiduría de los niños, dejando un consejo claro: “Si un día un adulto no sabe cómo expresar algo, que vaya y le pregunte a un niño, y éste le responderá con toda certeza, pues ellos a diferencia de nosotros, no han perdido esa sagrada conexión con la sabiduría”
Andréi Tarkovsky. A Cinema Prayer es un gran homenaje de su hijo a la obra del director, un testamento fílmico póstumo, que nos deja ver de cerca a un místico y santo moderno, que curiosamente hizo cine como ningún otro director en el mundo entero.