Roscoe Mitchell y el Chicago Underground Duo: Una velada de Avant-Garde
Fotografías e Imagen Destacada tomadas por Mario Hernández. El día 15 de diciembre, se presentó Roscoe Mitchell en el Anfiteatro Simón Bolívar, del Antiguo Colegio de San Ildefonso, en el corazón de la Ciudad de México. El concierto se llevó a cabo como parte de la sexta edición del Festival Aural, con fechas del 13-17 de diciembre. Con el mural de Siqueiros y el escudo de la Universidad Nacional como fondo, se presentó una de las figuras más importante del jazz avant-garde, junto con el Chicago Underground Duo. El jazz avant-garde, es un género musical que se basa en la improvisación y la desviación de normas convencionales. Una de las figuras más influyentes en surgimiento de esta vertiente del jazz fue John Coltrane, quien en 1966 lanzó el álbum The Avant-Garde con Don Cherry. En un principio, el jazz de vanguardia era sinónimo de free jazz, otro género similar, pero poco a poco fue separándose de éste.
El artista y músico boliviano Marcos Miranda, también representante del mismo género, abrió el concierto antes que Mitchell y el dúo de Chicago. Miranda mostró maestría en el manejo de distintos instrumentos musicales: el saxofón soprano, el clarinete bajo, y el salterio. Al terminar el turno de cada uno de los instrumentos, Miranda personalmente presentó al artista principal, al cual llamó: una leyenda, creador de nuevo sonido y heredero de Coltrane. Roscoe Mitchell tomó el escenario vestido de manera austera, pero elegante, con una camisa color gris y una corbata plateada, que combinaba con el gris de su cabello. Se dio inició la música. Mientras Mitchell se encargó del saxofón y el clarinete, lo acompañaron Chad Taylor en la batería y Ray Mazurek en la corneta y en la consola de sonido.
La música de Mitchell se basa fuertemente en la improvisación, y por no tener una estructura musical convencional, es decir, es difícil detectar la diferencia entre canciones y no hay tal cosa como estribillo o puente, y las pausas totales son escasas. La única estructura consistente fue ir del alto a lo bajo, y de lo rápido a lo lento. Taylor marcaba el ritmo con la rápida batería característica del jazz, mientras que Roscoe movía los dedos sobre el saxofón a una velocidad impresionante, Mazurek tocaba el clarinete , se encargaba de la consola y a momentos gritaba de manera intermitente al micrófono. Después venía la calma, Mazurek solía poner sonidos en loop en este momento, que sonaban como ecos en el anfiteatro, mientras que Taylor tocaba el kalimba, Mitchell se sentaba en ese momento, con la mirada fija en otra parte, como si se encontrara en una especie de profunda introspección.
A pesar de que la base musical de Roscoe Mitchell es claramente el jazz, la música que se escuchó en el Anfiteatro Simón Bolívar era altamente ecléctica, hizo uso de recursos de otros géneros y culturas como beats y loops típicos en la música electrónica., o un kalimba, instrumento de origen africano, utilizado por Taylor. También llevaban otros instrumentos poco convencionales, como unas bolsas de tela con cascabeles amarrados, utilizadas como instrumentos de percusión. Chad Taylor tenía también sus propios artefactos extraños en la batería, golpeaba un resorte metálico, un plato de metal en su tarola y con un arco tocaba un hilo metálico.
Ser testigo de Roscoe Mitchell presentar su música es una experiencia fascinante. A pesar de que se desvía de las estructuras y géneros musicales convencionales, esto no dificulta que su música pueda disfrutarse, se basa mucho más en el sonido y la improvisación, y que haya fluidez entre ambos. Asimismo, los elementos experimentales dan como resultado una experiencia inmersiva, llena de cosas nuevas, distintas, y la creatividad de los artistas le da un aire impredecible al espectáculo. Y aunque la música de Mitchell no suena a nada conocido, escuchar y ver la inigualable destreza con la que toca el saxofón, ocasiona a momentos escalofríos.