El uso de determinados términos en esa peculiar lengua en la que se ha convertido el "mexicano" da para que se escriban tesis de doctorado o desarrollen seminarios académicos de varios días. Una de esas palabras especiales da título al primer largometraje de Alonso Ruizpalacios: Güeros. Utilizado lo mismo para señalar un color de piel, un nivel socio económico, una clase social, una manera de ser y hasta una sub tribu o casta urbana, el término puede servir también para calificar, halagar, criticar o discriminar al mismo tiempo a quien se le dice. Por eso uno no sabe bien a bien qué hay detrás de un: ¿qué pasó güero?
De todo esto y más, mucho más, trata la película mexicana más premiada del último año (incluido el de Mejor Primera Película en Berlín o el de Horizontes Latinos en San Sebastián). Un divertido y desenfadado viaje por la Ciudad de México de tres personajes únicos que se suben a un Atlantic y protagonizan un road movie muy particular.
La búsqueda de un mítico cantautor urbano "que una vez hizo llorar a Bob Dylan" es el pretexto perfecto para que Sombra (Tenoch Huerta), Tomás (Sebastián Aguirre) y Santos (Leonardo Ortizgris) se embarquen en una travesía acompañados de Ana (Ilse Salas) hacia los rincones más bizarros del D.F.
Con la huelga de la UNAM del 99 como telón de fondo y utilizando el blanco y negro y una cámara juguetona como estrategias narrativas Güeros es una fresca e interesante propuesta que vale la pena ser vista.
Por eso, es nuestra película de la semana. Por aquí nos seguimos viendo.
Un abrazo
El More