Durante toda mi vida he visto ceremonias de premiación y cada vez me vuelvo más crítico. Si los Globos de Oro están malos, me enojo; si los Oscares están aburridos, hablo mal de la ceremonia durante días. Se puede decir que soy un poco sangrón. Fui a la ceremonia de Investidura al Salón de la Fama del futbol con muchas expectativas. Ir del Distrito Federal a Pachuca no me tomó más de una hora, hasta ahí todo iba bien. Llegué al auditoria y esperé, la ceremonia comenzó una hora después de lo que me habían dicho que iniciaría. Mi primera decepción de la noche llegó cuando me di cuenta que André Marín era uno de los dos conductores el evento. Segundos después pusieron un video de introducción al evento en el cual Pachuca aprovechó para cacarear un nuevo centro médico cuyo nombre no recuerdo. Aplausos por su crecimiento pero, ¿cuál es la necesidad de anunciarlo durante un evento totalmente ajeno? Sé que el Salón de la Fama existe gracias a ellos, pero no es el momento. Ese fue mi segundo momento de desagrado.
El primer homenajeado de la noche fue Javier Aguirre y con su discurso se encargó de hacerme sonreír. Platicó de su relación con su esposa y no esperaba que ella fuera así. Resulta que cualquier comentario que podamos decir los comunicadores es poca cosa comparada con la crítica de su señora. En fin, después de eso todo empeoró. No voy a hacer un recuento de lo que pasó porque me quedaría dormido, sólo contaré unos detalles que no me gustaron. En lugar de llamarle “Ceremonia de Investidura al Salón de la Fama”, deberían cambiarle el nombre a “La Ceremonia de Jesús Martínez”. Está padre que el dueño del Pachuca sea amistoso e impulse la premiación pero, ¿neta tienen que agradecerle y mencionarlo en cada discurso? Después de un rato ya no quieres saber más de él.
Ahora me tengo que regresar al tema André Marín. Fox Sports tiene relación con Pachuca y, obviamente, con el evento, entiendo que Marín haya sido escogido como uno de los conductores o, más bien, maestros de ceremonia. El problema fue que nadie la avisó que no estaba en su programa de televisión ni narrando un partido. Se pasó todo el tiempo leyendo las hojas que producción le dio y narrando cada paso que daba cualquier persona. Totalmente innecesario.
Luego la entrega de los trofeos. En cualquier ceremonia promedio anuncian al ganador, éste va al escenario, recoge su premio y dice unas palabras en el micrófono que está ahí mismo. Ah, pero en el Salón de la Fama de Pachuca así no funciona. Primero tiene que ir a recoger su premio, luego lo presumen como si fuera Copa del Mundo, después se lo regresa a una edecán que se lo da a alguien más y luego caminan a otro lado del escenario para decir algo. Una gran perdida de tiempo. Súmenle la voz de Marín narrando que tal personaje está caminando, “te escuchamos” dijo en repetidas ocasiones.
Por último, no entiendo porqué demonios estuvo Manuel Mijares en el evento. Claro, fue a cantar, lo hizo en tres ocasiones. Eso no me hizo enojar tanto, pero no sé que pensaron los organizadores. No tiene sentido. Es más, yo le quitaba una canción a Mijares para que Butragueño hablara un poco más. Así es, lo cortaron a la mitad de su discurso. El evento no cumplió con mis expectativas.
Estoy acostumbrado a ver ceremonias producidas para grandes masas y públicos televisivos amplios. Suelo ver grandes eventos norteamericanos y ya saben que ellos son buenos para el show. La de Pachuca fue aburrida, mal organizada y producida. Mucho les falta para que alguien desee ver la ceremonia en vivo o en televisión. No creo que muchas personas estén ansiosas por la siguiente entrega. Aunque quizás, como dije antes, soy muy sangrón.