Muy pocos son capaces de revolucionar el techno alemán, y transformarlo, con el paso de los años en minimal. Matías Aguayo ha innovado sobre la vieja escuela alemana y creado la suya, cuya influencia y extensión se ven reflejados desde la cordillera andina, hasta en sitios inesperados de México, al tener ahí a uno de sus mejores discípulos, Mauricio Rebolledo. Del otro lado del mundo, Inglaterra siempre va, si no es que un paso adelante, al menos a la par de otras potencias como uno de los países que siempre destacan por exportar los proyectos auditivos más finos de cualquier género. Uno de sus representantes es DJ Harvey y su disco-garage quién, a pesar de su intermitencia, siempre está ahí.
Como un bombardeo de imagenes y sonidos, está el vaivén desenfrenado del cambio de posición geográfica cuando se trata de hablar de artistas, pero la constante es la música misma. De regreso en México estuvo por novena ocasión el Festival Internacional de Creatividad Digital y Música Electrónica (MUTEK), al realizarse en sedes tan eclécticas como los proyectos de quienes se presentaron en las diferentes actividades de este festival a lo largo de toda la semana pasada.
Una de estas actividades es ya el tradicional Nocturno 2, el cual se caracteriza por combinar el ambiente de propuesta sonora con el de una gran fiesta ¿Y qué mejor sitio para realizarla que en uno de los sitios con más historia por las noches que el Casino Metropolitano del Centro Histórico de la Ciudad de México?
Los cristales de uno de los edificios más antigüos de la ciudad recibieron las vibraciones sonoras de DJ’s y productores como La Royale & Yesco (México), Andrew Weatherall (UK), DJ Harvey (UK), Matías Aguayo (Chile) y Pachanga Boys (Rebolledo y Superpitcher; México), mientras la gente esperaba dentro o fuerta del recinto con un par de colillas de cigarro frescas en el piso y la espuma de las bebidas recién incritas en sus contenedores, con la clásica impaciencia con la que esfuman una tras otra, a la espera del sonido del primer beat de la noche.
A pesar de que una de las últimas noches más grandes de MUTEK México recibió los primeros sonidos por parte de La Royale & Yesco, así como cerró con los de Andrew Weatherall y Pachanga Boys, el cambio que decidió qué rumbo debería tomar dicho convite, transcurrió con el chileno Matías Aguayo y el legendario DJ Harvey.
El devenir de cualquier presentación siempre es lo más dificil de comprender, especialmente si se trata de música y si se trata de la participación consecutiva de escuelas tan divergentes, pero tan similares a la vez como lo son la chilena y la inglesa; más especificamente, el hecho de adentrarse en las ideas retorcidas de Aguayo y Harvey materializadas en audio.
Y es que, cambiar de minimal a disco no fue tarea sencilla para estos productores, como tampoco la fue para el público al tener que adaptar sus extremidades a cambiar su manera de contonearse mientras estos artistas movían las suyas al momento que sincronizaban samples, beats, bajos, así como sus mentes a dejar todo completamente adecuado para los actos que les precedieron durante la noche hasta al fin de ésta.
El bombardeo de luz, sabor, rezumo y hedor constante de la noche, fue sólo ruido que formó parte de la parafernalia de una gran celebración, opacada a su vez por la música fluctuante con tintes vertiginosos pero bien logrados. Fueron esos cambios súbitos y aquellos viajes que nunca existieron a Chile y el Reino Unido los que pudieron sentirse por una noche, mientras que el destello de Mutek de este año se debilitaba hasta extinguirse por completo. Y no queda nada más que esperar, hasta ansiar por la turbación de los sentidos que producirán los sonidos de un año más que pronto habrá de llegar.