Mathias Goeritz: El retorno de la serpiente y la invención de la arquitectura emocional

Mathias Goeritz (Danzig, 1915 – Ciudad de México, 1990) preconfiguró el rumbo del arte moderno mexicano con sus propuestas teóricas y estéticas. Sus trabajos en el espacio público y sus labores como promotor del arte lo convirtieron en referente importante del proceso de apertura que vivió el México de segunda mitad de siglo XX en términos artísticos y arquitectónicos.

En conmemoración del centenario del natalicio de Werner Matthias Goeritz Brunner, el Banco Nacional de México a través de Fomento Cultural Banamex, A. C., el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la Fundación Amparo y el Museo Amparo armaron la exposición El retorno de la serpiente. Mathias Goeritz y la invención de la arquitectura emocional.

En la exhibición montada en el Palacio de Iturbide (Madero #47), una enorme serpiente prismática en color negro mate recibe al público. Alrededor de ella se articula un recorrido en el cual a través de más de 500 objetos se exploran varias de las facetas y etapas del artista aléman.

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Goeritz se instaló en México a partir de 1949. Por intermediación del arquitecto Ignacio Díaz Morales fue profesor de la recién fundada Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara. Para 1952 se trasladó definitivamente a la Ciudad de México, y un año después presentó una pieza/espacio que por sí misma es considerada piedra angular del arte moderno en México: el Museo Experimental El Eco. Esta escultura habitable funcionó como galería, restaurante-bar, espacio de experimentación teatral, sede activista y, hoy en día, museo universitario.

De acuerdo con el también Doctor en Filosofía e Historia del Arte, la “Arquitectura Emocional” consiste en la posibilidad que tienen los espacios arquitectónicos de provocar y desatar variedad de emociones a través de los ejes funcionales y estéticos de la modernidad. El Eco, por ejemplo, fue planeado para ser un espacio abierto a la experimentación, un lugar en el que se podrían resolver las “inquietudes de la época”. El nombre del museo derivaba del “eco de las posibilidades artísticas infinitas del México” de la década de los cincuenta.

el eco

Goeritz diseñó especialmente para el patio de El Eco una escultura de ocho metros de largo y tres de alto que representaba la guerra fría cultural a la que se enfrentó como migrante. Ataque (La Serpiente) es una pieza prismática de gran formato que está a medio camino entre el geometrismo y la abstracción. Esta obra es, también, su interpretación de parte de mitología del México Antiguo.

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“No me interesan los dogmas artísticos ni los ‘ismos’ cuando estoy trabajando como pintor o escultor. Para los unos soy un ‘abstraccionista’ o un ‘surrealista’, mientras en los ojos de otros soy un ‘expresionista’ de tendencia más bien realista, por algunas obras carácter más figurativo que he estado haciendo. Solamente muy poca gente ve que estoy realizando mis obras con espíritu independiente, y buena fe, intentando guardar mi libertad de expresión absoluta, como hombre y como pintor o escultor”.

Mathias Goeritz.

A través de su propuesta teórica, su producción estética y su labor promocional, redefinió el rumbo de la representación artística de segunda mitad del Siglo XX. Sin embargo, se enfrentó a la oposición y resistencia de la parte más tradicional del arte mexicano. A propósito de su nombramiento como museógrafo de la Universidad Nacional Autónoma de México, los muralistas del realismo social, Diego Rivera y Alfaro Siqueiros señalaron que:

“Se trata de un simple simulador, carente en lo absoluto del más mínimo talento y preparación para el ejercicio del arte del que se presenta como profesional. No es autor sino de imitaciones malísimas y débiles, o bien de obras de artistas europeos o del arte prehistórico del período glacial y en ambos casos no realiza sino lamentables caricaturas de lo que toma como modelo para fabricar ‘arte’ de la más vil calidad comercial ‘a la moda’ con el propósito de sorprender a los nuevos ricos aprendices de ‘snobs’, incapaces de distinguir la calidad de lo que adquieren o elogian. Individuo que representa, en suma, todo aquello que es contrario a la alta tradición y desarrollo del arte de México y su cultura nacional”.

Por encargo del arquitecto Luis Barragán diseñó Las Torres de Satélite (1958), un conjunto escultórico compuesto de cinco prismas triangulares en distintos colores y tamaños (30 metros de altura la más pequeña y 52 metros la más alta). Estas esculturas dispuestas en el espacio público fueron pensadas para dar un aire de modernidad al recién construido conjunto residencial Ciudad Satélite. En 2012 las torres fueron declaradas oficialmente como Patrimonio Artístico.

Torrs-satelite-1957

En 1968 fue nombrado consejero artístico y jefe de promociones internacionales del Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada “México 68”. Como tal concibió una vía escultórica: La Ruta de la Amistad, el corredor escultórico más grande del mundo con 17 kms. de longitud. En él se encuentran dispuestas 19 estaciones (esculturas) construidas en concreto, que fueron realizadas por artistas de los cinco continentes. Entre ellos Alexander Calder, autor de El Sol Rojo, la escultura que está en la explanada del Estadio Azteca.

Una década después, en 1978, se incorporó al equipo que conformaban Federico Silva, Manuel Felguérez, Helen Escobedo, Hersúa, Sebastián y Roberto Acuña, los artistas que diseñaron bajo el auspicio de la UNAM el Centro del Espacio Escultórico en Ciudad Universitaria. Una obra artística interdisciplinaria que reproduce la imagen cósmica del mundo prehispánico. La intención de la pieza es combinar el arte con la ecología. El resultado colectivo fue una edificación circular de un perímetro de 120 metros de diámetro, que en centro de la circunferencia se conserva el mar de lava natural y, por fuera, un jardín de flora endémica.

espacio escultórico

El conjunto de la obra de Mathias Goeritz atraviesa por distintos ámbitos de la realidad social. Lo mismo trabajó para el estado que para empresas privadas. De igual manera diseñó esculturas para universidades que vitrales para instituciones religiosas.

El retorno de la serpiente. Mathias Goeritz y la invención de la arquitectura emocional fue curada por Francisco Reyes Palma y se compone de esculturas, pinturas, maquetas, tapices, libros, manuscritos, fotografías, apoyos audiovisuales y material hemerográfico. Anteriormente se presentó en el Museo Reina Sofia de Madrid, España, donde fue visitada por más de 130 mil personas.

https://www.youtube.com/watch?v=z3tiCC9-e-Y

La exposición se puede visitar hasta el domingo 13 de septiembre en el Palacio de Cultura Banamex (Palacio de Iturbide) que se encuentra ubicado en la calle Madero #17 del Centro Histórico. El museo abre de lunes a domingo en un horario de 10 a 19 horas y, la entrada es gratuita.

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