La película de la semana: El peluquero romántico
El verano cinematográfico arranca, y con él, la cartelera comercial se llena de películas taquilleras que buscan cosechar grandes carretadas de dinero y romper récords de asistencia a las salas. Justo en medio de ese escenario se estrena en nuestro país, en un circuito de pantallas que se siguen empeñando en proyectar ese “otro cine” - Cineteca Nacional, La casa del cine, Filmclub café, la salas de la filmoteca de la UNAM y Le Cinéma Ifal- “El peluquero romántico” de Iván Ávila Dueñas.
Tercer largometraje de ficción del director de “Adán y Eva, todavía” y “La sangre iluminada”, la nueva apuesta película del realizador mexicano es todo lo contrario a una obra concebida desde un estudio. De ello hablan su sencillez e intimidad y su ritmo interno y su factura impecable.
Rodada en 35 y 16 mm, y pensada desde la construcción de un personaje que cobra un volumen inusual en un cine de industria, “El peluquero romántico” es también una sorprendente cápsula de tiempo hecha a mano a fuerza de inteligencia, trabajo y dedicación. En ella, y en su minucioso trabajo de arte y su escrupulosa y delicada selección musical, hay mucho de esa vocación por el detalle que han construido la reputación del cine mexicano de autor.
Gracias a todo lo anterior, y a la mirada de un creador que encuentra valor en los oficios tradicionales y la sabiduría del pasado, “El peluquero romántico” es una excelente alternativa frente al mainstream que sigue buscando hacer caja en el mercado nacional.