El tiempo sólo puede experimentarse hacia adelante, sin embargo hay conciertos que parecen una licencia para ir en sentido contrario.
La noche del sábado había en el aire un olor a tiempo. Puede, usted, querido lector, sonreír al menos con la mente porque la idea de imaginarse a que huelen los recuerdos es divertida, al menos en el papel. ¿Qué olor tenía el tiempo? El olor del polvo y de los relojes que funcionan dándoles cuerda periódicamente y con la llave adecuada. De esos que tienen un péndulo. Mejor dicho huele a algo menos evidente. Huele a chela sin gas y a una playera que ostenta las sales de un sudor ahora vuelto vapor.
Ya no es tan divertido el olor ¿verdad? Ahora, huele a recuerdos y más que reír nos dan ganas de llorar. Huele a camisa de franela con patrones cromáticos de leñador. Huele a nostalgia. Pero ¿Qué sonido tiene el tiempo?
https://www.youtube.com/watch?v=S73ypK3As8I
"The waiting drove me mad... you're finally here and I'm a mess I take your entrance back... can't let you roam inside my head"
Pearl Jam se presentó la noche del sábado en un remosado Foro Sol para cerrar la gira del Lightning Bolt (2013, Monkeywrench) por Latinoamérica. El décimo álbum trajo de vuelta a los establecidos en Seattle para pregonar himnos que embonan con el espíritu humano como una espada con su funda.
Los derrapones de Nico Rosberg y Checo Pérez durante el Gran Premio de México enterraron la vibra flemática del auditorio intruso en un circuito de carreras. Los gargantas mecánicas se robaron ese halo de humanidad que resplandecía sobre el inmueble de la Venustiano Carranza, ese que se distinguía desde el Circuito Interior. No se preocupe, querido lector, bastaron unas decenas de miles de nostálgicos seres con el corazón en la mano para quitarle el olor a máquina y regresarle al Santuario su aura.
Once minutos antes de las 21 horas los vellos de los presentes cambiaron su habitual posición paralela al origen. Se erizaron y se mantuvieron erectos tres horas. La simple presencia de la banda sobre el púlpito abrió el grifo de las lágrimas. La idea del tiempo se materializa en ondas sonoras, "Pendullum" inicia el vaivén de dopamina y serotonina. Los ríos de hormonas comienzan a fluir lentamente con "Release", pieza que originalmente debía de abrir Ten (1991), la opera prima de la banda, pero que por cuestiones de marketing pasó al final del tracklist.
Fluían las emociones por un cause de tranquilidad. Comenzó un encuentro entre amantes a distancia que se desean eternamente pero se ven unas horas cada mil días. Las caricias entre ambos eran tiernas pero desesperadamente fuertes. El foreplay fue breve pero sustancial y una vez que Mike McCready dejó a un lado el arco de violín era momento para empezar la celebración por la vida y por coincidir en el espacio-tiempo.
"My God it's been so long never dream you'll return.
But now here you are and here I am"
"Elderly Woman" marcó el inicio de una celebración coral. Los corazones y los pensamientos se desvanecen dice la canción, pero el amor verdadero se mantiene a pesar de las vueltas al Sol. Tras las mieles del reencuentro era momento de liberar la intensidad del acto carnal. El solo de "Why?" le permitió a McCready hacer un homenaje tácito a Hendrix a días de su cumpleaños.
Una vez accionado el pedal naranja de la distorsión fue fácil presentar "Mind Your Manners", el corte más punk rock de la última placa. Las cámaras por fin encuadraron a un Stone Gossard de pelo corto medio irreconocible (al menos para mí, estimado lector) por una mala graduación de anteojos y un escenario a 150 metros de distancia. El otrora dueño de una mata a la Sanzón construyó una estructura crujiente de power chords con la Les Paul.
Los coros disidentes del racionalismo exacerbado se separan de aquel sentimiento protagonista de la modernidad líquida y se entregan a un acto meramente corporal. Moléculas de instinto animal flotan en el Foro Sol y la testosterona es el nuevo olor a tiempo. La multitud acompaña un riff cual si fuera una porra pambolera en "Do The Evolution".
Español perfecto brota de los labios de un vocalista enamorado de la vida. Vedder abre el diálogo con la gente tras sesi rolas.
"Estamos muy felices de tocar el ultimo show del año en Ciudad de Mexico"
Las notas de "Corduroy" rugen en los parlantes y es hora del primer momento Freddy Mercuriesco. Un juego de voces que no le pide nada al Wembley Stadium sucede en pleno acto músico-sexual. La guitarra guajolotea como enseña la vieja escuela. McCready presume de haberse inyectado células de Mick Jagger cuando corre de un lado al otro del escenario soleando.
La iluminación del escenario es un homenaje a Donatello de las Tortugas Ninja para que suene "Garden". El verde y el morado de las luces sin duda huelen a tiempo, huelen al disfraz que un servidor usaba en los noventa. La noche sabe a tiempo.
La lírica nihilista de los albores de Pearl Jam es el preámbulo perfecto para que la luna se asome tras el escenario. Selene no brilla por sí misma pero sabe reflejar, se deja ver poco a poco. Se erige sobre el encuentro de los amantes. Se eleva inflamada por su sangre amarilla. Se prepara para rozarse con las nubes y desatar las mareas de la ansiedad.
"Even Flow" suena con el histrionismo guitarrístico que ha caracterizado a la banda desde hace 25 años. McCready, quien se subió al escenario con la idea de emular a un pavo real, se avienta un stage dive para veteranos. Mientras tanto las pantallas sugieren un efecto lisérgico. La audiencia responde sutilmente quemando cannabis. La noche sigue oliendo a tiempo.
https://www.youtube.com/watch?v=S32ii1CtRFc
Una guitarra acústica al hombro de Gossard y un contrabajo al de Jeff Amnet escriben el prólogo de una puesta en escena que se presenta en la mente de los amantes atentos. La letra de Vedder es un guión que sugiere imágenes concretas pero que cada cabeza visualiza de acuerdo a su experiencia. La velada hiede a tiempo. Una multitud pide a gritos que no la llamen "Daughter".
"La siguiente es una cancion nuestros amigos Eagles of Dead Metal.
La felicidad es un acto de desafío"
La banda interpreta "I Want You So Hard", original de la banda que vio como su concierto en el Bataclan, hace un par de semanas, se pintaba de rojo. Matt Cameron ha estado tocando los cuatro cuartos como si fuera la primera vez que su cerebro conecta con la idea de motorizar un ritmo percutivo. Su rostro rígido le imprime seriedad al golpeo del bombo y la silueta de la Torre Eiffel vibra en el parche exterior del bombo de la batería.
Acá una muestra de cómo lo hicieron en Brasil:
https://www.youtube.com/watch?v=2sdMeVeYYfs
"Nos gustaría tocar esta canción para un hombre joven que murió muy pronto, a los 25 años. Su nombre es Fernando y le envantaba la banda. Su familia está aquí esta noche en su honor. Fernando esta es para ti"
Los de Seattle demuestran que siguen poseyendo el Manual de pociones del Principe Mestizo en lo que se refiere a escribir canciones que van a la médula. "Sirens" fue compuesta hace apenas dos años pero pesa como unas pantuflas con casquillo. El encuentro amoroso voltea hacia afuera en lugar de ensimismarse. La noche huele a tiempo y 1998 parece más cercano de lo que está.
https://www.youtube.com/watch?v=qQXP6TDtW0w
"Given To Fly" produce placer en cada lóbulo y en cada cráneo, luego la suigeneris "You Are" se hace presente a través del delay sin feedback que reverbera en los tímpanos. "Lightning Bolt" y "Rearviewmirror" cierran la primera etapa de la noche.
Los segundos sin la banda en el escenario producen la misma ansiedad que separarse de un amante cuando va al baño. A pesar de que sabes que volverá para pasar un rato más acurrucados, también sabes que tarde o temprano llegará el momento de su partida permanente. La noche huele a tiempo.
"Después de los ataques en Paris sentimos que esta cancion tenía que haber sonado. Saquen sus celulares y canten con nosotros en memoria de las victimas y del autor, John Lennon."
La pareja vuelve a la cama con una sorpresa bajo el brazo. "Imagine" del ex-Beatle musicaliza el tintineo de luces. El auditorio es ahora un espejo que refleja el cielo estrellado. La audiencia emula al firmamento y la noche huele a tiempo.
https://www.youtube.com/watch?v=eO_B_19p97o
Si lo que ha pasado hasta ahora se dividiera en dos shows diferentes bien podríamos a hablar de espectáculos completos. Sin embargo, es sólo uno y faltan todavía lágrimas que llorar. "Una canción de mi amigo Roger Waters" dice Eddie Vedder. La noche huele a tiempo, huele a un muro gigante y blanco. "Comfortably Numb" del The Wall, alguna vez interpretado en su totalidad en este mismo foro, reafirma el hedor a nostalgia.
Eddie anuncia que tras 28 años en el camino, Lex, uno de los roadies se retira al finalizar este show. La gente le aplaude al hombre caucásico y de pelo largo amarrado en una cola de caballo. La noche huele a tiempo y suena como el tiempo.
Un buen trago de vino directo de la botella fluye por el esófago del cantante mientras sus amigos ya preparan la siguiente caricia, la más nostálgica. "Black" y su tarareo vuelven de gallina las pieles cubiertas por ropa. 6 minutos de música dolorosa como un chile que pica rico parecen 3 segundos en la noche que huele a tiempo.
El bajeo de las cuerdas más graves de una lira con overdrive anuncia un movimiento que he esperado toda la noche. "What the fuck is this world? …" Es "Porch" y con ella llega el final del primer encore.
La banda regresa para interpretar "Last Kiss" dedicada especialmente para Lex, el roadie heróico con tres décadas tras bambalinas. Como si faltaran argumentos para enmarcar esta lunada, es el cumpleaños de Matt Cameron. Una vuelta más al Sol para el también miembro de Soundgarden se cumple ante nuestros pulmones jadeantes y la noche huele a tiempo.
La audiencia interpreta el "Happy Birthday" y "Las Mañanitas" como si nunca antes lo hubieran hecho. El premio a su entrega es el primer clásico de la banda. "Jeremy" suena especialmente a tiempo. Los pliegues conocidos como cuerdas vocales se desgarran con "Better Man" y su confuso sentimiento de zozobra alegre.
https://www.youtube.com/watch?v=GbQL-PT7s7g
La dulzura del último cuchareo con su amante, estimado lector, es directamente proporcional al dolor que siente cuando termina. El último suspiro de un encuentro tórrido lleva la misma fuerza que el primer sollozo después de la separación. Yo, amable lector, preferí llorar desde antes de separarme de mi romance a distancia, de ese ente incorpóreo pero ruidoso amor.
"Alive" y "Yellow Ledbetter". Lo sabe usted que ha leído esta bitácora y lo supimos los que morimos aquella noche que olía a tiempo. No queda nada por hacer porque ya lo pusimos todo en común. Nos entregamos el uno al otro por completo y ahora sólo queda esperar otros mil días separados.
https://www.youtube.com/watch?v=-cWYT8DJFc4