Por: Alan Luna y Alex Sloane
Casi todos saben que los viernes son para pasarla bien. Pero pocos pueden decir que la pasan tan bien como los Black Lips. Es por ello que cuando Adrián Blanco, locutor del Tiradero Santa Fe de Ibero 90.9, les dijo que “en México podían hacer lo que quisieran”, Jared Swilley y Cole Alexander sonrieron satisfechos.
Al día siguiente tendrían su presentación en el Festival Marvin, un evento para el que había tiempo suficiente para empezar los preparativos con anticipación. Las provisiones debían estar debidamente cargadas. Cervezas y mariguana. Las gargantas calentadas. Playeras de los Misfits y de Annapura. Algún músico de garage entre el público y los tenis sucios, pero cumplidores. No se podría pedir más. O tal vez algún estribillo de “Family Tree” para terminar de pasarla bien.
Ver a los Black Lips es un recuerdo que dura toda la vida. Porque son unas de esas bandas que pueden estar en el soundtrack de la chickflick de moda, o sonando en el sótano más recóndito de algún adolescente que acaba de terminar la secundaria. Son salvajes pero entrañables. Música de sábado. Música para pasarla con los amigos. El Salón Covadonga les pintó bien. Dos canciones bastaron para que se llenara el lugar. Y aunque no era la primera vez que pisaban México, los que estábamos ahí, pensamos en lo impredecible.
Entre el papel de baño que volaba desde el escenario a la gente y de regreso, el olor alcohol y marihuana la gente coreaba “It feels so cold, walk with me, It feels so cold, down by the family tree” a todo pulmón, entre abrazos bailes y slam remontando a todos los asistentes a aquel tiempo donde la música no se hacía para vender sino por amor al rock & roll.
Para los Black Lips no se trata de complicados y difíciles riffs, con canciones sencillas de no más de cuatro acordes lograron mover a miles de personas que se empujaban para tratar de llegar a la primera fila e incluso subirse al escenario sin éxito para la mayoría de ellos.
Entre el público se encontraban integrantes de distintas bandas de garage mexicano quienes fueron inspirados a comprar su primera guitarra tras escuchar a los Black Lips por primera vez, se notaba la emoción entre ellos, los recuerdos de la primera vez que fumaban marihuana y escuchaban “Bad Kids” y las noches que pasaron en una cochera componiendo sus primeras canciones.