El amor en tiempos de guerra y árboles de higo
Existe una especie de árbol de higo llamado “estrangulador” que crece en los suelos arenosos y pesados de los bosques tropicales. Su nombre lo recibe debido a que es capaz de ahogar y matar a otros árboles contiguos durante su crecimiento. Aquel mismo destino deseaba el soldado que halló Mina (Betalehem Asmamawe), atado por el cuello en esas gruesas raíces: morir.
Esta escena corresponde a la cinta El árbol de higo, que forma parte de la programación de la 16 edición del Festival Internacional de Cine Judío en México y resulta una metáfora de la dictadura de Mengistu Haile Miriam y del “terror rojo” que su gobierno diseminó en los pueblos etíopes durante y antes de 1989. De la estrangulación por parte del ejército hacia los jóvenes varones forzados para ir a luchar en defensa del Estado. Un Estado, con cuya ideología, ni siquiera identificaban.
Jóvenes como Eli (Yohanes Muse) significaban una promesa de victoria para el régimen comunista que ya estaba en declive, pero una amenaza para las familias y las madres que desearon “volver a tener a sus hijos en el vientre” con tal de ampararlos de aquella masacre.
La historia, como un enorme rompecabezas, se apoya de las pequeñas piezas para ser contada. La directora Aäläm-Wärqe Davidian contextualiza sus memorias acerca de las guerrillas y movimientos secesionistas de su país a través de la siguiente premisa: ¿Qué sucede cuando una guerra civil interfiere en el primer amor adolescente?
Mina es una joven judía de 16 años que vive con su abuela y su hermano mayor en una pequeña comunidad, donde la belleza de sus espacios naturales pasa desapercibida por los horrores del conflicto armado. En su día a día asiste a la escuela, ayuda en las labores del hogar y en la venta de telares; por su condición de género, podría despreocuparse por estar exenta del secuestro a manos de los militares, pero sabe que su novio Eli es carne de cañón:
No hay nada más fuerte que estar enamorado. Ni siquiera una guerra.
Mina lo cree fielmente demostrándolo a lo largo del metraje. Oculta a Eli, mientras éste pasa jornadas enteras montado en un árbol de higo en las afueras de la ciudad. La voluntad de salvarlo es tan firme que está dispuesta a sacrificar todo lo que está en sus manos, incluso, la lealtad hacia su familia, quienes viven de la esperanza de mejorar su situación migrando hacia Israel.
Dicen que el amor lo puede todo. En época de sangre y armas, la incertidumbre crece y la posibilidad de decidir el propio destino, a veces es nula. Dentro del mundo de Mina y Eli es distinto. Basta con hacerse una promesa con las manos en el corazón.