Crónicas bajo cero. Día 8 de la cobertura desde la Berlinale
Amazing Grace, un gran broche de oro para un año muy interesante.
En enero de 1972, en una iglesia de Los Ángeles Aretha Franklin grabó, en tan solo un par de días y con público, uno de los discos más importantes de la historia del godspell que llegó a vender más de dos millones de copias: Amazing Grace.
Dueña de una voz incomparable y de un estilo único, la diva nacida en Detroit dejó muy claro en las presentaciones de ese inicio de año en California porqué la apodaban “la reina del Soul”.
Lo que pocos conocen de esa historia es que el director norteamericano Sidney Pollack había filmado esas dos sesiones acompañado de un grupo de cineastas que, con sus cámaras y micrófonos, intentaban hacerle justicia en celuloide a una intérprete descomunal.
El resultado final, un documental con el mismo nombre del disco (Amazing grace), se proyectó hoy por la mañana en la selección oficial de la Berlinale, Berlinale specials, fuera de concurso.
En él, la gran Aretha deslumbra a propios y extraños -en la película se puede ver a un jovencísimo Mick Jager entre el público- y revive en nuestros días en todo su esplendor gracias a la magia del cine.
Acto de justicia, filme homenaje y documento histórico invaluable Amazing grace es también el punto final a una historia de desencuentros legales y creativos que hoy por fin permiten que conozcamos una obra tan emocionante y poderosa.
Al final del día, me gusta pensar que la diva y el cineasta están contentos, allá en el olimpo de los artistas, de cómo nos entusiasmamos y movimos los pies hoy en el Berlinale Palast. Volcán incontrolable y fuerza de la naturaleza, Aretha vive y sacude al mundo gracias a la lente de Sidney y el brillante trabajo de edición y recuperación de Allan Elliot que completó la cinta.
Un cierre inmejorable para un año de musas y heroínas en la Berlinale.
Puedes ver el trailer aquí.