Cálidas melodías cortesía de Patrick Watson
El pasado viernes 31 de enero, justo para cerrar el primer mes del 2020, llegó el cantante y compositor canadiense Patrick Watson para regalarnos una velada mágica donde su voz nos cautivó durante una hora y media. De origen estadounidense pero criado en Montreal, Watson visitó nuestro país como parte de la gira de lanzamiento de su sexto álbum de estudio Wave. Además, el cantautor deleitó a sus fans con algunas de las canciones que han marcado su carrera, como “Adventures in Your Own Backyard ”, “To Build a Home”, “Lighthouse”, “Big Bird in a Small Cage”, entre otras.
El concierto fue toda una experiencia y sin duda uno de los elementos que lo hicieron tan mágico y acogedor fue la iluminación del show. Sumando al equipo de iluminación con el que cuenta El Plaza Condesa, la banda decidió llevar su propio juego de luces. Constaba de unos focos de bulbo gigantes, algunos encerrados en unos prismas de cristal que giraban y, a momentos, eran iluminados desde atrás, proyectando rayos de luz sobre todo el recinto, generando un ambiente muy acogedor y espectacular a la vez.
Por otro lado, Patrick Watson no decepcionó. Su presentación fue una mezcla perfecta de dinamismo y calma. Patrick reinventa la forma de tocar sus canciones en vivo: durante “Adventures in Your Own Backyard”, tanto él como su guitarrista Simon Angell improvisaron la parte instrumental de la canción. Watson, con el piano conectado a varios sintetizadores, modificó el sonido que emitía; Angell con su guitarra usó una plumilla, a un arco de violín, un slide y la parte trasera de una vuvuzela, para producir un sonido totalmente diferente a lo que se escucha en la versión de estudio. Otro momento memorable ocurrió durante “Big Bird in a Small Cage”, cuando hizo al público corear la canción, aún cuando no todos se sabían la letra. Watson siguió alentando a sus fans y, con una gran sonrisa, continuó cantando.
Definitivamente, Patrick Watson es todo un personaje. Desborda sus sentimientos sobre el escenario y gracias a eso logra conectar con los asistentes: no deja de menearse de un lado a otro y agita la cabeza mientras toca. Es un artista que, con solo observar por unos minutos, deja ver lo profundo que siente cada verso y cada acorde. Durante el concierto varias personas cerraban los ojos para limitarse a escuchar mientras muchos otros que asistieron en pareja se abrazaban y compartían la música. Otros, como yo, simplemente no podíamos quitar la mirada de él.