¿Cacao, Plata, Oro, Dólares… Bitcoin?

¿Cacao, Plata, Oro, Dólares… Bitcoin?

Hace más de quinientos años, cuando los conquistadores españoles llegaron a América, trajeron consigo múltiples usos y costumbres, radicalmente distintitos a los que existían en estas tierras. Uno de ellos era el uso de plata y oro como moneda. En contraparte, las culturas mesoamericanas, usaban comúnmente el cacao como medio de cambio. Imagínate eso, cacao. ¿Cómo es posible que el cacao fuera en sí dinero?, ¿qué institución lo respaldaba?, ¿qué era lo que le daba credibilidad? Y lo mismo con la plata y el oro, ¿qué es eso que los diferenciaba y los hacía capaces de fungir como monedas de cambio?

Entonces, la plata, el oro y el cacao, tenían las siguientes características que los hacían útiles como “dinero”: servían como medio de cambio, tenían un valor estándar que se utilizaba para cuantificar diversos productos, su valor permanecía constante en el tiempo, se podía cargar y mover de manera sencilla (una bolsa con cacao, oro o plata), eran uniformes (una semilla, una moneda, un kilo), tenían una oferta limitada, y por último, pero no por eso menos importante, era aceptado. Todos dentro del sistema respetaban la moneda como medio de cambio oficial.

¿Cómo es que el cacao perdió su valor? O más bien, ¿Cómo es que el oro y la plata “ganaron” sobre el cacao? Si bien muchas explicaciones se podrían dar al respecto, de manera muy sencilla, lo que pasó fue que más gente comenzó a aceptar dichos metales como monedas. Esto se debe a que todo lo que se comerciaba en el Viejo Continente era en oro y plata, los bienes que los españoles comerciaban eran con oro y plata, por lo que poco a poco una moneda de plata fue adquiriendo más valor con respecto al cacao. Conforme más se fueron usando los metales, más semillas de cacao se necesitaban para obtener una moneda… utilicemos esta misma lógica para entender a grandes rasgos las relaciones entre el dólar (el peso, el euro, o cualquier divisa) y el bitcoin.

El dólar, así como el peso o cualquier divisa, es literalmente un pedazo de papel y/o una moneda de cobre, plata u oro, respaldada por una institución emisora; la Reserva Federal para el caso del dólar o el Banco de México en el caso del peso. Su valor recae, de manera muy simplificada, en la confianza que los usuarios le tienen y cómo a través de esta, compran bienes y otras divisas. Por poner un ejemplo, en la reciente crisis del 2008, a pesar de que Estados Unidos pasaba por malos momentos, la gente a nivel mundial confiaba más en la solidez del dólar sobre la de las demás monedas, esto los llevó a cambiar sus euros, pesos, yuanes, etc., por dólares, aumentando así su valor.

Ahora bien, el bitcoin, y las demás criptomonedas, son un algoritmo único. Así como el dólar es un pedazo de papel, el bitcoin es un código. Este código alfanumérico, tiene el mismo funcionamiento, y casi las mismas características que cualquier otra moneda. Así como el cacao, la plata, el oro, o el dólar, el bitcoin sirve para intercambiar bienes, tiene una oferta limitada, se puede mover de manera sencilla, muy sencilla, es divisible, y está respaldado por la “blockchain”.

Paréntesis cultural: cada vez que se hace un número finito de transacciones, estas quedan registradas en un bloque de información. Cuando un bloque se cierra, se une a una cadena bloques. Esta cadena es imposible de hackear ya que para acceder a un bloque tendrías que descifrar todos los bloques anteriores y los códigos que los unieron, antes de que se agregue un nuevo bloque a la cadena. Muy digerido, eso es la “blockchain”; una cadena de bloques, en la que cada bloque es un conjunto de transacciones.

Ahora bien, ¿qué pasa con su valor y aceptación? Así cómo la plata necesitaba cada vez más cacao para ser comprada, hoy el bitcoin necesita más dólares para poderlo adquirir. Mientras más gente lo compre y lo use, su valor aumentará. La velocidad con la que el bitcoin ha entrado al mercado, ha hecho que su valor relativo al dólar incremente de una manera exponencial. Será necesario que su valor se estabilice y genere una aceptación general, para que se le pueda dar el mismo uso que tiene cualquier otra divisa. Pero esa será otra historia.

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