“Casi el paraíso”: el cine comercial mexicano también tiene buenas historias

Novelas que se hacen películas, un reto siempre de reinterpretación de las letras al audiovisual.

El pasado 12 de septiembre se estrenó “Casi el paraíso” (2023), del director mexicano Edgar San Juan, quien ha participado como productor en “Norteado” (2009) o “Mal de ojo” (2022) como co-guionista y productor.

Su trayectoria se caracteriza por buscar narrativas interesantes sin comprometer el potencial comercial del cine. Esta misma característica parece guiar su ópera prima que se basa en el primer best seller mexicano y que prefiere exhibirse en 1700 pantallas en el país que buscar lugares en festivales. 

Esta coproducción de Estados Unidos e Italia, combina fondos públicos e inversión privada para lograr una producción de calidad, diseño de arte y un soundtrack que pocas películas mexicanas pueden permitirse.

Te compartimos la entrevista con Edgar San Juan desde El cine y…., el viernes 13 de septiembre. 

Ibero 909: Durante la época del cine de oro las mejores plumas de la época escribieron también los guiones cinematográficos. Me recuerda a tu película, basada en la novela homónima de 1956 de Luis Spota. Cuéntanos sobre ello… 

Edgar San Juan: Me emociona muchísimo la apreciación que haces sobre los valores de producción también que la veas como una película, de alguna manera, un parteaguas industrial para ofrecerle a nuestra audiencia esa película con calidad, narrativa y crítica. Porque creo que hay muchos aspectos a considerar para hacer una película así.

En primer lugar, porque se basa en una novela mítica “Casi el paraíso”, considerada como el primer gran Bestseller mexicano. Creo que un aspecto para traerla al siglo 21 es que para nosotros fue fundamental el hecho de despojarnos del ambiente machista de la época en la que está situada la novela.

En 1956, los personajes femeninos están muy oprimidos y no son tan relevantes en la narrativa de la obra; junto con mis dos co-guionistas Hipatia Argüero y Juan Curi, tomamos la decisión que los personajes femeninos fueran determinantes en la obra. Teníamos que quitarnos ese corsé y hacer que los personajes femeninos florecieran. Y ahí está Esmeralda Pimentel interpretando a Frida Becker, y a Karol Sevilla, interpretando a Teresa Rondia.

Retomando tu conversación de hacer un buen cine industrial que quizás esté en el punto medio. Jamás pensamos en festivales, pensamos esta película para la audiencia, pero con mucho respeto y con mucho amor hacia nuestra audiencia porque esta película está financiada parcialmente con fondos públicos. Es una película que tiene que generar una cadena de valor y retornar al erario, a las arcas públicas. 

Siento que hay películas que tienen una rentabilidad cultural y hay películas que tienen una rentabilidad comercial también válida. Y dentro de estas películas con rentabilidad comercial, pues tiene que haber un un ciclo muy positivo de financiamiento y retorno en términos de impuestos. 

Ibero 909: Me parece que estos ejercicios son los que pueden ayudar también a dar claridad sobre lo que está pasando con los fondos y los fideicomisos dado que muchos de ellos han desaparecido. Los cineastas hoy en México empiezan a buscar también financiamiento en otros lugares, ¿Cómo se hace una coproducción con Italia? 

ESJ: Como ciudadanos exigimos transparencia, pero también tenemos que brindar transparencia y más una película que cuenta con fondos públicos. Me parece que es vital tener esa transparencia en los proyectos. Al final de la corrida comercial, nosotros vamos a informar de manera pública, probablemente en Twitter o hasta en Instagram, cuáles fueron los resultados de la película, los costos de la película y su recaudación en taquilla. A lo mejor se abre una conversación interesante sobre fondos públicos y  el cine. 

Hacer una coproducción con Italia y con Estados Unidos fue un trabajo arduo que nos tomó diez años. Había que brindar primero los presupuestos, el financiamiento y los actores involucrados para asegurarnos que la película contara con valores de producción tanto en México como en Italia y que pudiéramos tener un rodaje idóneo y una postproducción idónea en ambos países.

También, una cosa que a mí me obsesionaba, igual que a mis productores, era que la música tenía que ser un elemento que abrazara al espectador y que la gente saliera tarareando las canciones. Nosotros pensábamos que “Yo no te pido la luna” era un himno mexa y es una canción pop italiana de los ochenta. También jugamos ahí con Peso Pluma. Entonces para tener ese soundtrack con ese potencial necesitábamos un presupuesto y lo logramos con una coproducción entre tres países. 

Nos hicimos oídos sordos al canto de las sirenas de los festivales, porque esta es una película para la audiencia y nos enfocamos en meter todas las baterías y toda la energía para estrenar esta película que está en presente en más de 1700 pantallas, lo cual es muy ambicioso para un título mexicano. 

Ibero 909: Está Alejandro Cantú en la fotografía y tienes a Luis Spota como base para poder construir esta gran narrativa en tu ópera prima. ¿Cómo alimenta la sensibilidad de estos hombres tu sensibilidad?

ESJ: Hay un gran director que dice: “El papel del director es rodearse del mejor talento posible, tanto detrás como frente a la cámara”. Hay que dejar que todos hagan su chamba porque es lo que saben hacer. Uno de los grandes aciertos para mí, como en esta ópera prima, fue rodearme de gente que admiraba. Y tal como Alejandro Cantú es un gran director de fotografía. Las diseñadoras de producción como Ana Bellido son espectaculares. El ensamble actoral que conseguimos es un sueño porque sí tenemos un equipo espectacular. 

Como ópera prima, parece temeraria, pero siento que yo tenía ya una experiencia como guionista y como productor, después de varios años de picar tanta piedra, ahora la oportunidad de dirigir se dio  porque conocía bastantes ángulos del set y fuera de set para poder ofrecer a nuestra audiencia una mejor película.