No apto para oídos sensibles: a 20 años del White Pony de Deftones
Es el año 2000, el inicio de un nuevo milenio donde se comienza a adorar a un nuevo dios por sobre todo lo demás: Internet. Una época considerada posmoderna, extremista y rebelde que posicionó al Nu-Metal como uno de los géneros con más audiencia en la industria musical, como alternativa al ya extinto, o más bien, “evolucionado” MTV. Es en este panorama que la banda californiana Deftones presenta su tercer y más reconocido, elogiado y celebrado material de larga duración: White Pony.
Después de posicionarse en el panorama musical con dos álbumes categorizados dentro del Nu Metal, gracias a las distorsiones en las cuerdas y la combinación en las vocales de gritos, melodías y figuras que se inclinan al rap, el quinteto de Sacramento se atreve a innovar y experimentar en su sonido, dejando muy claro que entre bandas nu metaleras, puede existir un mar de diferencias.
Chino Moreno en la voz, Stephen Carpenter en la guitarra, Abe Cunningham en la batería, Chi Cheng en el bajo (miembro hasta 2008 al entrar en coma por accidente automovilístico) y Frank Delgado en el teclado (quien desde este momento pasa a ser un miembro oficial de la banda) se reunieron en el estudio personal de la agrupación en Sausalito, California, para hacer la grabación de este producto musical bajo la producción de Terry Date, quien también se encargó de sus dos álbumes anteriores.
Para Deftones sólo se trata de hacer lo que aman y poder transmitirlo a otros. White Pony, así como sus otros materiales discográficos, no mandan un mensaje claro ni atacan un problema específico. Más bien, lo que de verdad importa es lo que provocan los temas en el momento de ser escuchados. Incluso, las letras confusas de Moreno transcurren sin explicación. Para este tercer episodio en la carrera de Deftones, las letras dejaron de ser sobre las experiencias del frontman y comenzaron a inventarse historias ficticias que plantean escenarios de la vida real con los que cualquier persona es capaz de identificarse.
Después de escuchar el primer tema del álbum, “Feiticeira” —el cual es una excelente introducción al punch que nos espera durante todo el disco—, la verdadera sorpresa inicia con el track número dos, “Digital Bath”, en el cual el ritmo baja notoriamente para encontramos con elementos del shoegaze y dream pop al sumar las melodías de Chino, que mezclan susurros y notas altas, sin llegar al scream característico de la banda. La sorpresa es tal que, al terminar de escuchar las 11 canciones que conforman el álbum, podemos dividirlo en dos partes: el Deftones atascado de “Rx Queen”, “Korea” y “Elite” (tema que les dio el Grammy a mejor interpretación de metal un año después del lanzamiento) y el Deftones experimental en cuanto a sus texturas y capas musicales como en “Teenager”, “Passenger” (tema en colaboración con Maynard James Keenan de Tool), “Digital Bath” y “Change”.
Existen dos versiones alternas a este álbum y cada una con un tema adicional a los 11 originales. La primera versión salió con copias limitadas y se podía conseguir con la carátula en rojo o en negro e incluía un bonus track llamado “The Boys Republic”, un tema digno de ser incluido como corte oficial en el material original. Por su parte, la última versión del White Pony consiste en doce temas, al agregar una edición más corta del último track del lanzamiento original, “Pink Maggit”, pues Maverick Records requería de un sencillo adicional. Es entonces cuando Deftones decide incluir la versión reducida de “Pink Maggit” bajo el nombre de “Back to School”, tema que terminaría por inaugurar la nueva versión del White Pony, decisión que no pone a la banda muy contentos.
A 20 años del estreno de White Pony seguimos reconociendo el éxito que tuvo en su momento, ocupando el puesto número 3 en Billboard, mientras seguimos cantando al unísono cuando uno de los 11 temas de esta producción retumba en alguna presentación en vivo.