23 y 24 de noviembre de 2014
Los contrastes en estos Juegos Centroamericanos continúan y al pasar de los días hemos podido estar presentes en muchos eventos, sobre todo en las finales de diferentes disciplinas, en las que los recintos deportivos han registrado un lleno total y principalmente un gran ambiente.
No hay duda que por la característica cultural y social de la región centroamericana y del caribe, la mayoría de las delegaciones sobre todo las más numerosas son bastantes alegres. Pero hasta el momento, creo que la más llamativa ha sido sin duda la de Puerto Rico, sus atletas se han hecho presentes con buen ambiente, gritos y porras en todas las competencias donde participan, incluso muchas a veces hasta parecen más unidos.
Los mexicanos como locales no nos quedamos atrás y aunque la gente no se sienta muy cercana a muchas de las competencias de las disciplinas que acuden a ver, siempre se entregan a los deportistas. Los jarochos han demostrado su calidez y apoyo en las tribunas y los atletas al final de las pruebas (no importando el resultado) se sienten agradecidos con el público.
Por otro lado, en las calles de Veracruz se percibe muy poco el ambiente de una fiesta Centroamericana, la gente no habla mucho del tema ni se siente un atmósfera tan cálida. Creo que esto se debe mucho a que los Juegos no tuvieron, ni han tenido la suficiente difusión y los organizadores no han logrado que la sociedad se sienta parte importante de la justa.
Y tengo la idea de que otra de las razones de ésta falta de entusiasmo se da por el hecho de que no exista Villa Centroamericana, pues los deportistas de diferentes países tienen pocas posibilidades de convivir entre ellos. Normalmente parecen muy poco integrados, cada quién con su equipo y aunque que los organizadores han dicho que los deportistas están más cómodos en hoteles, se han olvidado de que una Villa es muchos más que comodidad, es convivencia e interacción entre naciones y disciplinas. Y eso de mayor comodidad queda entre comillas o depende de en que hotel estés hospedado, porque el número de estrellas de los hoteles se asignó según la importancia de cada país.
Delegaciones como México o Cuba disfrutan de su estadía en hoteles de cinco estrellas en las mejores zonas de Boca del Río y tienen cerca diversos puntos turísticos y de distracción. Pero delegaciones como República Dominicana, Barbados o pequeñas islas como Aruba están en zonas menos atractivas y en lugares que cuestan cuatro veces menos que los de las potencias centroamericanas. Algunos deportistas están más aislados que otros y si su delegación es pequeña su convivencia también lo es.
A pesar de estas diferencias, las distintas delegaciones mantienen alegría y entusiasmo, pero sobre todo se vive un buen ambiente, que sin duda pudo haber sido aún mejor.
Ya nos encontramos a más de la mitad de este evento y faltan muchas cosas por contar…