Una noche para recordar: Nine Inch Nails en el Plaza Condesa
“Mi experiencia con el público mexicano es constantemente cool.”
-Trent Reznor
Después de un espectacular concierto el domingo 18 de noviembre en el Corona Capital, Nine Inch Nails se quedó una noche más en nuestra ciudad para ofrecer un show íntimo y devastador en El Plaza Condesa el lunes por la noche. Este concierto, fuerte y agresivamente hermoso, fue muy cotizado. Los boletos volaron y aquellos que lograron conseguir uno fueron de los pocos afortunados para vivir esta gran experiencia, ya que no es común el poder apreciar a una banda de este calibre en un espacio como lo es El Plaza.
Antes, por la tarde, tuvimos la oportunidad de conocer a la banda en una sesión de convivencia en la que algunos medios y los fans que más escuchan NIN en Spotify, disfrutamos de viva voz de estos talentazos sus experiencias en la gira, el tocar con The Jesus & Mary Chain y la química entre este line up de la banda sobre el cual comentamos que es el mejor, con lo que Trent Reznor estuvo de acuerdo. En sus palabras: “Son gente que respeto primero como personas, y también como músicos”. Y es que esta alineación es un dream team: Ilan Rubin, batería espectacular, Alessandro Cortini, creativo multi-instrumentista que hemos visto en Mutek México, Robin Finck, guitarra legendaria de NIN y Atticus Ross, productor y compositor de OSTs quien, junto con Reznor, se han llevado un Oscar a Mejor Música Original por su trabajo en “The Social Network” (David Fincher, 2011).
Sobre la evolución de la banda, Reznor nos compartió cómo fue el proceso de hacer un gran disco de synthpop agresivo, su álbum debut Pretty Hate Machine (TVT Records, 1989), y como llevar a partir de ahí el sonido de la banda a uno aún más agresivo con el Broken (Nothing Interscope, 1992), para entonces comenzar a recorrer ese camino sonoro que ya es característico de NIN. Reznor también nos platicó sobre el día que entregó su tercer trabajo The Downward Spiral (Nothing Interscope, 1994) al sello, con una disculpa, diciéndoles que tal vez era demasiado intenso pero que era lo que él era en ese momento, y resultó ser uno de los discos más aclamados de la historia. Y la historia de The Fragile (Nothing Interscope, 1999), un disco doble que al principio fue muy criticado, lo que llevó a Trent a una depresión, pero que ocho años después fue re-considerado como una obra maestra. Según el maestro Reznor, tienes que comunicar quien eres en ese momento específico en el que estás creando, y cada ciclo es diferente.
Así fluyó la conversación, muy interesante al respecto de diversos temas, desde el ambiente político hasta la comida mexicana y el público mexicano, del cual dijeron que es de los mejores del mundo por la pasión y la intensidad. Rubin comentó que en noches como la del domingo, en las que reciben tanto de la gente, es cuando mejor tocan. Finck dijo que fue espectacular porque el público se dejaba oír vocalmente. La banda se mostró muy accesible e incluso de buen humor, con Reznor haciendo algunas bromas con los fans y sus músicos, y mostrando mucha sabiduría en cada respuesta y comentario. Una tarde de agasajo para los que entendemos y conocemos la música de este titán sonoro, uno de los compositores más importantes e influyentes de la música contemporánea.
A las 8:30 de la noche Trent y Cía. tomaron el escenario de El Plaza bajo los alaridos del público. Porque sabíamos lo que nos esperaba, tanto en sonido como en interacción con la banda misma debido al tipo de venue. El audio fue espectacular durante las casi dos horas de show, y como en su presentación del Corona Capital, los visuales fueron relegados a segundo término. Porque en esta gira, como nos lo platicó en la convivencia, están trabajando de manera más austera por primera vez en la historia de NIN.
Pero no importa, la música habla toneladas. Un gran setlist, diferente del presentado el domingo por la noche, muy bien equilibrado en cuanto a la elección de temas legendarios y música nueva, la cual tuvo una muy buena acogida por parte de la gente. Este es un show que ofrece de todo: potencia brutal, letras increíbles, pianos hermosos, temas para bailar y brincar y otros para algo más violento. Texturas durísimas y una melancolía inherente te llevan a través de un rollercoaster sonoro que te sube, te baja, te atrapa y te avienta con fuerza, para después tomarte en sus brazos y mecerte hacia el final, como lo hacen con su ya legendario cierre con “Hurt”.
Antes del primer encore, Reznor ofreció disculpas por su presidente y nos pidió que no perdiéramos la fe en los norteamericanos. En sus palabras: “Please don’t lose faith in Americans. We are not like that”. De igual manera que el domingo, la noche tuvo su carga política con estos comentarios sobre Trump, que en realidad fue el único mensaje que Reznor dió al público. Nine Inch Nails tiene vida para rato. Pudimos ser testigos de una madurez musical excepcional y una muestra de la evolución en su trabajo es “God Break Down The Door”, en la que Reznor se cuelga un saxofón y nos deja ver otra cara de la banda, una en la que podemos escuchar con deleite la influencia de David Bowie y David Lynch en Reznor.
Así se dió una noche más para recordar en nuestra Ciudad de México, una noche en la que un público de diversas edades vibró intensamente al furioso ritmo del quinteto. Al final del concierto, los rostros de los asistentes eran de felicidad y satisfacción: una catarsis necesaria, largamente esperada por el público mexicano.