Un festín de sangre, muerte y humor negro: lo nuevo de Lars Von Trier
No podemos poner en duda que la obra y persona de Lars Von Trier puede ser descrita solamente con una palabra: polémica. Y su nueva película, La casa de Jack (The House That Jack Built), no escapa a esa acepción.
Protagonizada por Matt Dillon y Bruno Ganz, la cinta sigue la vida y “obra” de un asesino serial que considera sus crímenes como arte. El largometraje causó tal revuelo dada su violencia explícita, que provocó un abandono masivo de la sala en la que se estrenó durante el Festival de Cine de Cannes. El crítico Peter Bradshaw llegó incluso a describirlo como “un calvario de aburrimiento y asquerosidad”. Sin embargo, como sucede con casi todas las obras de Von Trier, la crítica se ha polarizado entre quienes la encuentran detestable y los que la consideran como una obra maestra cinematográfica, debate que ha despertado curiosidad entre el público general, que está expectante por acudir a las salas de cine a juzgar por ellos mismos.
Jack es un ingeniero que ama la arquitectura, casi tanto como ama asesinar. A través de una charla que ocurre fuera de cuadro, el personaje de Matt Dillon le describe a una misteriosa voz a la que él llama Verge (Bruno Ganz) sus métodos como asesino a través de los años, desde que era niño y hasta el presente. Todo a través del acostumbrado estilo narrativo de Von Trier, que con cinco episodios y un epílogo, nos revela la identidad de la voz y el destino del homicida.
Sin revelar demasiado de la trama (que es triplemente impactante si se experimenta sin saber nada de antemano), podemos decir que en materia de estilo y técnica, La casa de Jack cuenta con las acostumbradas imágenes y videos de archivo entrelazados con escenas propias del filme, como lo haría también Von Trier en Ninfomanía del 2013, y que aportan gran parte de su atractivo visual, especialmente dada la obsesión del protagonista con el arte y la historia. Lo mismo ocurre con la interacción que establece con el ente casi atemporal de Verge.
A diferencia de otras obras suyas, como la ya mencionada Nymphomaniac, que se trató de un paseo en lancha lúgubre y triste (y hay que decirlo, un poco tedioso), La casa de Jack nos sube en un turbulento vehículo, tan avasallador como la camioneta roja del protagonista, que nos lleva por un viaje cargado de humor negro, risas que no sabemos porqué emitimos si lo que está pasando en pantalla es terrible, y referencias bíblicas y literarias que al final nos hacen cómplices de los crímenes y hasta nos permiten burlarnos del asesino.
Pasamos de nuestra segura neutralidad a reflejarnos en la voz de quien se burla cruelmente de los actos de Jack, haciéndolo parecer como un hombre patético, a pesar de todos los conocimientos que tiene y demostrando, finalmente, que no se trata de alguien especial. Sólo es un alma más que recibe lo que se merece en la brutal secuencia final con claras alusiones ak infierno de Dante.
Hay que aceptarlo: para alguien que no esté acostumbrado a ver sangre en pantalla o que pueda entrar en shock por escenas muy explícitas (sobre todo, relacionadas con niños o animales), La casa de Jack puede resultar excesiva y debería acercarse con discreción y cautela. Sin embargo, todo este baño de sangre se convierte también en una sátira a la figura del asesino serial e intelectual que han presentado otras historias, como el caso de Hannibal Lecter o Patrick Bateman.
Otro aspecto a resaltar es el soundtrack de la película, terriblemente sencillo, pero espectacular en su selección de melodías. Por un lado, la canción “Fame” de David Bowie y por otro, “Partita no. 2” en Do Menor de Johann Sebastian Bach, interpretada por Glenn Gould, quien hace un par de apariciones en el filme. También se escucha el clásico “Hit The Road Jack” para los títulos de inicio.
A través de esta fusión de estilos tan diferentes, pero que encajan de manera perfecta con la trama, se consigue un balance entre los delirios intelectuales de Jack y su verdadera naturaleza brusca, descuidada y hasta humorística. Estos y otros rasgos peculiares de su personalidad, hacen que la audiencia se pregunte más de una vez “¿Cómo es que este tipo ha llegado tan lejos?”
Matt Dillon encarna a la perfección al asesino multifacético que se esconde detrás de una sola máscara. Sabe exactamente cómo transformarse del intelectual delirante, al rol de novio violento, o el de un ingeniero timorato y extraño que toca las puertas de sus víctimas, probándonos una vez más con su gran talento actoral, que puede interpretar desde un adolescente seductor, hasta al escritor maldito Henry Chinaski y ahora a un asesino convincente. Por otro lado, Bruno Ganz mantiene su personalidad y voz sobria que le ha dado fama en películas de arte como Las Alas del Deseo, al interpretar al misterioso hombre que aparece en la vida del protagonista y que logra añadir, dentro de su severidad, ese toque cómico y cruel sin el cual la cinta no sería lo que es. Lamentablemente, el resto del elenco, como Uma Thurman, Riley Keough o Jeremy Davies, sólo aparece en cameos como víctimas de los caprichos del homicida, pero a la vez, son ellos los que construyen la historia y nos muestran el verdadero terror en sus cortas, pero intensas presentaciones.
No podemos negar lo evidente: la cinta de Von Trier es violenta y atroz, muestra la muerte de animales y niños, y alcanza niveles grotescos que pueden resultar más que desagradables para algunas personas. Pero también es una cinta que representa un parte-aguas en el cine de horror y comedia, sobre todo en el retrato de los asesinos seriales en el cine. A diferencia de otros trabajos del director —que pueden llegar a ser un tanto pretenciosos o que sólo se basan en el impacto visual y en la polémica para vender—, La casa de Jack sí cuenta con un argumento interesante, entretenido y convincente, tanto así que lo que son dos horas y media de duración se sienten como diez minutos.
La casa de Jack se estrenó en nuestro país el pasado 16 de Noviembre en la Cineteca Nacional con su versión de dos horas y media sin censura. Por su parte, la cadena Cinemex continuará las proyecciones a partir de diciembre, salas y fechas aún por confirmar.