¿Qué es enamorarse en el 2013? Esta es una pregunta que varios cantantes de R&B y soul se han estado preguntando en lo que va del año, como Miguel, Robin Thicke, o JT, quien buscará responder con dos entregas de larga duración antes de que llegue diciembre. Pero aún más importante, esta interrogativa melosa y romántica, le devolvió al público un personaje que no había entregado nuevo material como solista durante cinco años. El 3 de septiembre del 2013 regresó John Legend, con Love In the Future (GOOD, Columbia).
Más allá de pensar si este álbum llevará al cantante al número uno en las listas de popularidad, así mejorando las posiciones de sus dos primeros discos, Get Lifted (2004) y Once Again (2006), o de su próximo matrimonio con la super modelo Chrissy Teigen, lo relevante es reconocer el talento del niño prodigio, criado por coros de iglesia, quien siempre tiene una canción que hará llorar a cuanta mujer la escuche.
Love In the Future consta de diecisiete canciones y tres interludios. Su extensión es larga y algo innecesaria, ya que hay varias canciones que mantienen el sonido de la vieja escuela, característico del cantante, mientras que otras cuentan con elementos más “2013” y más atractivos al oído, como los sencillos “Made to Love”, “All of Me”, y “Who Do We Think We Are”. Los encargados de la calidad sonora, fueron Kanye West y Dave Tozer –productores con los cuales Legend ha trabajado durante toda su carrera. En “Open Your Eyes” escuchamos una progresión armónica y melódica sumamente R&B, mientras que un beat agrega frescura, junto con un sintetizador pintando los espacios que ese delicioso bajo va dejando. En las baladas “Dreams” y “All Of Me”, el formato piano-voz se complementa con el uso de vocoders, haciendo coros robóticos a la voz legendaria. La trayectoria del cantante claramente da un paso adelante con esta propuesta digital, dejando así canciones como “Ordinary People” (2004) en la historia.
En contraste con el lado sentimental y simple del pianista, “Who Do We Think We Are” cuenta con una base rítmica capaz de sostener los coros del cantante, al igual que acompañar el flow del rapero Rick Ross; ambos en todo momento acompañados por un coro de mujeres cantando Oh Yeah. Por otro lado, está la inspiradora letra de “Caught Up”, en un contexto electrónico –de viernes por la noche– en donde John dice estar harto de la rutina y quiere estar solo con su amada. El coro más épico que se escuchará en lo que resta del año.
Por último, hay dos temas que resumen la propuesta sonora del disco: “Made to Love” y “We Loved It” (ésta última, en colaboración con Seal), en donde el acompañamiento parece emanar de algún punto entre una orquesta sinfónica y una Roland TR-909. Las voces desgarrantes y emotivas traen una sola idea a la cabeza, “este es el neo-soul que había estado esperando todo el año.” Aquí lo que suena no es sólo R&B, no es sólo un beat creado por Kanye West. Lo más rescatable de este álbum es que el regreso de John Legend logró sintetizar lo mejor de los mundos en los que su música se ha visto involucrada; lo acústico y lo digital, lo antiguo y lo nuevo, lo romántico, y lo romántico.