Paloma negra ¿dónde andarás?
Por Edgar Aldape Morales
Cineteca Nacional
«Y agarraste por tu cuenta la parranda. Paloma negra, paloma negra, dónde, ¿dónde andarás?», dice el verso que podría definir a la artista más importante que lo interpretó. Una figura a la cual el cantautor Joaquín Sabina homenajeó en la canción “Por el boulevard de los sueños rotos”. Su nombre: Chavela Vargas, la mítica paloma de voz desgarradora que cuenta haber debutado en la Taverna del Greco, el Quid y el Eco, cabarets de la incipiente vida nocturna de la Ciudad de México de los años 40. La mujer que dice haber amanecido con la estrella de cine Ava Gardner en el puerto de Acapulco, que relata la difícil y solitaria infancia que tuvo en Costa Rica, su país natal.
Contadas en voz propia y en voz de aquellas personas que mejor la conocieron, estas y otras memorias son las fuentes de Chavela Vargas, documental que narra la vida de una mujer que amó, vivió y que hasta fue dada por muerta antes de “renacer” en 1992 en el escenario de la emblemática Sala Caracol en España.
La espina dorsal de la película es una conversación entre la artista y la directora Catherine Gund, filmada en 1991. Fotografías, material de archivo, entrevistas y canciones configuran un evocador viaje por la historia de quien es considerada un ícono de la música ranchera.
La película es un epistolario en el que surge la figura de Chavela como mito y como persona, un retrato donde se humaniza y se exhuma a la cantante con sus palabras, con sus propias verdades. La intérprete es dotada de errores y aciertos, de cualidades y defectos. Sea con sus gafas oscuras, sus ponchos y su gigantesco talento, la protagonista emerge tal como la imaginamos: una mujer frontal y pragmática, incluso en los años más difíciles de su vida.
Los ejes principales que guían Chavela Vargas son la relación con la música y su orientación sexual, aspectos marcados por los vaivenes personales y profesionales que llegó a sufrir. El anhelo por escapar de una infancia dura, la llegada a México y su amistad con José Alfredo Jiménez, la complicada relación con el alcohol, los romances que incluyeron a Frida Kahlo y a la abogada Alicia Pérez Duarte, los años en que se alejó de todo en su casita de Tepoztlán y la consagración internacional en los años 90 gracias al cobijo de Pedro Almodóvar, son algunos de los pasajes que definen esta multifacética postal de la cantante.
Así como entonó “Volver, volver” en su primera presentación en el Palacio de Bellas Artes después de «40 años de carrera», Chavela vuelve en esta película bajo la forma de un espíritu libre y atormentado que derrochó talento en un medio en el que no se sentía apreciada, en un país misógino que le reprochó su actitud poco convencional. El documental la pinta de cuerpo entero, y la serenidad con que se realiza su perfil resulta en una nostalgia emotiva. Quizá por ello se puede encapsular su recuerdo en una de las escenas que resumen la esencia de la intérprete: una envejecida Chavela nada entre las aguas de un lago que abriga las alas con las que voló entre parrandas y cantos, entre muestras cariñosas de aquellos que la acompañaron y un notable legado que dejó en varias generaciones.
Chavela Vargas
Chavela, México-España-Estados Unidos, 2017, 93 min.
D, G y Prod: Catherine Gund y Daresha Kyi. Dist: Caníbal.
Consultalas funciones de proyección de este documental en la Cineteca Nacional.