[Monedita de Oro] El otro Hugo Chávez y la revolución el Rocanrol

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Por Diego Sepúlveda

Casi al final de nuestra conversación, Hugo Chávez, me entrega un titular: “La música es algo que va en el interior, no te la puedes sacar”. Dudo si usarlo, no puedo olvidar que el nombre de este melómano chileno de 61 años es el mismo que el del difunto mandatario y me hace gracia, pero me pregunto ¿Cuál es el mejor camino para que la gente lea esta entrevista?

Entonces repaso un poco de la historia que me ha contado; alguna vez fue un adolescente en los 60. Su primer vinilo —pagado de su bolsillo— fue Mr. Tambourine Man de los Byrds. En los 80 vivió en Inglaterra donde tuvo una tienda y un sello discográfico. Siempre le gustó la música

Chávez, como quizás todos los melómanos en la era pre-internet se esforzó por contactar a otros como él. Lo hizo por medio de la revista Record Collector, gracias a la cual estableció una relación con melómanos de Alemania, Holanda, Japón, Israel, Italia, España, etc, gente que buscaba un tipo de sonido específico: Música hecha en los 60 y principios de los 70: Psicodelia, Progresivo y R&B. Un grupo de personas que coincidió y ayudó a encontrar cosas que flotaban por todo el mundo, algo que Chávez llama un trabajo de arqueología musical.

A Chile volvió en 1993. Background, era el sello y la tienda que trajo a Chile. Editó un disco de un proyecto llamado Plan V con dos características que recuerda bien: Era electrónico y Gustavo Cerati estaba involucrado. Un CD rarísimo, afirma, por el cual la gente llega a pagar US$400 en la actualidad. En Santiago la disquería Background tenía muchos CDs y una pequeña sección de vinilos, a la que con el tiempo la gente dejó de prestar atención. También tenía un subterráneo donde tocó en vivo Pánico, Shogún, Santos Dumont, entre otros.

A principios del nuevo siglo la tienda y el sello cierran y Chávez se dedica a otros quehaceres hasta que en un nuevo viaje a Inglaterra hace una reedición de Los Vidrios Quebrados, Los Mac's y Congregación. Luego me cuenta que la revista Spin publicó una lista con los 100 discos esenciales de los 60 y que nadie conoció. La lista no lo sorprende y remata: “Yo traje esos discos a Chile” y me da una lista larga de títulos que quiero recordar: West Coast Pop Art Experimental Band, July, White Noise, Silver Apples. También me dice que el primer disco de Velvet Underground se conoció mucho después de los 60 y quien diga que los escuchó en ese entonces es un mentiroso.

En sus 30 años ligado a la música Hugo Chávez ve la escena chilena similar a la de los años 60: Con una producción bastante grande de discos comparado con la cantidad de gente que hay. Pero va a pasar los mismo porque aún así son ediciones pequeñas. Le pregunto si cree que la música chilena actual puede tener un mayor impacto, me dice que no, que sigue siendo underground, que hay que ser muy pop para trascender y que nadie en Latinoamérica, excepto Shakira, lo ha logrado. Luego añade que lo de Shakira se debe principalmente al baile y a lo exótico medio arabesco.

¿A qué relacionarías esa dificultad? Porque el talento existe, claramente.

Sí, pero es sólo talento, como los pintores. Chile es muy pequeño. Es prácticamente imposible que alguien de aquí “la rompa” en el mundo. La Javiera Mena está bien, pero como ella hay quinientas o mil igual de talentosas.

Para el productor todo resulta en un problema de generación. Generalmente la música que rompe es porque alguna generación específica. Chavez establece la generación en un período de 5 ó 6 años y afirma que la generación adolescente hoy en día, entre los 12 y los 18, son los que mandan en la música. El producto que rompa debe estar enfocado en esa generación. Según Hugo hoy ocurren cosas que uno no entiende como Justin Bieber, cosas que sabes van a desaparecer, pero que conocen bien a ese público, los que están despertando, ¿por qué? Por una cosa sencilla: Es un asunto de tribu.

La teoría de Chávez no tiene desperdicio y la comparto con uds a cabalidad: “Cuando sales de la niñez a la adolescencia necesitas pertenecer a un grupo y por eso te vistes de una manera y tu padre te va a dar plata para que compres cosas que tus amigos también tienen. Eso es parte de la naturaleza humana. En ese tiempo es cuando los padres gastan más plata en sus hijos y le compran cualquier cosa porque no quieren dejarlos fuera del grupo. Para esta tribu la entretención es la música. Esto no quiere decir que el 100% de los que escuchan música en esta generación siga escuchándola con el mismo interés cuando crezcan, aquí es cuando emerge la figura del melómano. Este porcentaje gigante se transforma en uno muy pequeño, pero si lo sumas a los otros que estuvieron antes finalmente es un gran porcentaje. Ahí ves que cuando viene a tocar alguien como Black Sabbath y está todo vendido es porque está tomando a mi generación y la tuya, y todas las que hay entremedio. Cerca de 10 generaciones. Hoy Black Sabbath está abarcando eso, los Rolling Stones igual, repletan estadios porque su trayectoria ha acumulado audiencia. En cambio Justin Bieber sólo toma a los más jóvenes. La otra generación lleva a los melómanos y los nostálgicos que buscan encontrarse con su juventud. Para lograr trascender, tendrías que empezar a ir a la generación más joven. Todo lo que se ha hecho en Chile actualmente no va a ese público. Lo hizo en algún momento Kudai, o Ariztía, esa era la idea: hacer música para las generaciones. Pero la mayoría de esos productos mueren antes de conseguir trascender.

Hacemos una pausa y me pregunta si entiendo, y sí entiendo y le hablo de los Jacksons Five y cómo Michael Jackson se desmarca y arrastra con maestría a una audiencia que logra madurar (aunque dudo que esa sea la palabra más adecuada cuando hablamos de MJ) junto a él.

Claro, le habla a los melómanos también — responde Chávez. A ese porcentaje que queda en cada generación. Porque es algo que va en el interior de las personas, la música es algo que va en el interior, no te la puedes sacar.

Me quedo contento con esa frase, no es difícil creer lo mismo y antes de despedirme le pregunto si tiene discos que crea merezcan nuestra atención. Muchos, dice, demasiados. Le pido algunos.

“De Latinoamérica hay una banda peruana que se llama El Polen sus dos discos, son folk y son increíbles, otra peruana también: Laghonia, otra banda increíble, Traffic Sound. De Chile: Kissing Spell, de todas maneras, Los Vidrios Quebrados, el Kaleidoscope Men de Los Mac’s, el segundo disco de Aguaturbia, y de México: Los Dugs Dugs, La Revolución de Emiliano Zapata, El Ritual, y por último Wara de Bolivia. Pero lo más grande, siempre va a ser Os Mutantes".

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