Pasaron cinco años de espera por un nuevo disco de estudio, desde The Age of Adz, el resultado a la paciencia fue la fotografía vieja, gastada y enmohecida que todos podemos encontrar en los álbumes de nuestros mayores, un par de nombres que no dicen mucho y un pasillo minimalista que poco a poco nos da pistas y nos introduce melódicamente a los rincones más íntimos que nos ha permitido vislumbrar Sufjan Stevens sobre sí mismo. Un arroyo manso que nos va desmenuzando poco a poco sus recuerdos. https://www.youtube.com/watch?v=lJJT00wqlOo
La muerte, el tierno abandono, la desesperanza, el impacto profundo de una producción que nos noquea durante once tracks y nos tumba a la lona de la que alguna vez todos nos hemos levantado; las memorias más antiguas que cualquiera de los escuchas podría tener. Pasa del simple ocio musical a ser una suerte de vicio intrigante, lo cual hace imposible escapar del pecado de jugar a metaficcionar al artista. Sin embargo resulta ser un consuelo lírico más que saludable, ahora que se acerca el invierno y la melancolía nos puede llevar a perder la sonrisa, Stevens mismo nos demuestra que aun podemos soñar con nuestras fotos viejas sin despertar agitados.
Un café caliente acompaña perfectamente a Carrie & Lowell, extracto de 90.9 en marzo de 2015.
https://www.youtube.com/watch?v=qx1s_3CF07k