Por (@nito_wong)
El aire de la Ciudad de México y el sistema político nacional comparten una cosa en común: La falta de transparencia. Mientras el Popocatepetl y el Iztaccihuatl quedan escondidos detrás de la contaminación, los políticos mexicanos ocultan la corrupción que aturde a este país bajo una cortina burocrática.
El pasado 15 de junio de 2016 en una sesión extraordinaria del Senado de la República, los legisladores mexicanos discutieron la Ley 3de3. También conocida como la Ley General de Responsabilidades Administrativas, es una propuesta de origen ciudadano que busca combatir la corrupción al hacer que los políticos publiquen tres declaraciones: patrimonial, de intereses y fiscal.
La propuesta tuvo un apoyo de 634,143 firmas de la ciudadanía. Un rayo de esperanza alcanzó a los mexicanos como si el smog del valle de México pareciera disiparse. Pero, al igual que la prevaleciente contingencia ambiental, la falta de participación política permanece. La mayoría priista en el senado, con la ayuda del Partido Verde, votaron en contra de la publicidad de las declaraciones.
La Ley 3de3 aprobada por el senado es una versión “descafeinada” de la propuesta original. “La versión final del texto recoge muchos elementos de la iniciativa, pero deja fuera el punto medular, que es la recogida de los formularios para que se hagan públicas las declaraciones patrimoniales, de intereses y fiscales”, menciona Alejandra Zapata, investigadora del Instituto por la Competitividad, en un artículo del diario El País.
Como muestra del descaro político y de la falta de sensibilidad, el Partido Revolucionario Institucional demostró su orgullo y se escondió en sus redes sociales detrás de un discurso político anticuado y tan tóxico como el dióxido de carbono.
La falta de colaboración con la ciudadanía no solo es responsabilidad del PRI o del Partido Verde. En las votaciones hubo una abstención (de la atleta Ana Gabriela Guevara) y 17 senadores que no votaron de los partidos PAN, PRD, PRI, PT y PVEM.
Una vez más la clase política se ha encargado de batear los intentos de la ciudadanía para combatir la corrupción. México es un país adormecido por una burocracia que privilegia a los políticos sobre la sociedad, donde cosas tan banales como Snapchat tienen una mayor importancia que representar a la nación.