La última noche
Perfume de Gardenias
En México ocurren cosas que en pocos lugares suelen verse. Ocurren en el ámbito social, político y también deportivo. Cosas impensables. Cosas que a algunos extranjeros que radican en México, les es imposible entender porqué nadie hace nada. Esos acontecimientos pueden ocurrir en otros lugares pero son castigados o dejan un precedente para que no ocurran de nuevo.
El América se convirtió en el máximo ganador del futbol mexicano y parece que la seriedad y entrega del estratega argentino fue poca cosa para el emporio Azcárraga. Desde Emilio hasta Ricardo Peláez. Y aunque el pueblo demande justicia, nada cambiará.
¡Olé, olé, olé, olé… “Turco”, “Turco”! apretaba su corazón y señalaba al público mientras grababa el coro con su celular. Antonio Mohamed hizo retumbar el Azteca y opacó el grito típico del equipo. La cerveza voló en la tribuna pero no como en cualquier campeonato. La afición, efusiva, lo respaldó. Un poco tarde, pero lo hizo. Tras el maltrato de la directiva “Tony” dijo “Acá les dejo la copa y me llevo mi dignidad”.
Esas fueron las palabras de su Última noche. Y como aquél bolero que Daniel Santos y Eydie Gormé hicieron grande en sus épocas, Mohamed debe retomar aquellas líneas luego de este año de infierno que vivió en Coapa. “La última noche que pasé contigo, quisiera olvidarla pero no he podido, la última noche que pasé contigo, tengo que olvidarla por mi bien…”, así dice la tonada.
Con más de 80 mil gargantas entonando su nombre, Antonio vivió su última noche en el estadio Azteca.
Y así debe ser, Antonio. Aunque duela, debes olvidarla. Dejar atrás el trago amargo y evocar los recuerdos. Déjala atrás, que será lo mejor. Lo hiciste muy bien como jugador, lo has hecho muy bien como técnico. La última fue la mejor de tus noches. No espectáculo, seguramente. Pero no te quebrantes ante las formas, acuérdate de tus modos. Y si de repente te entra la añoranza, piensa que la afición azulcrema entenderá las líneas de Pablo Milanés como si fueran tuyas.
El juicioso trovador originario de Bayamo, Cuba, decía “No me pidas más de lo que puedo dar, cada uno tiene su mayor anhelo, no le quites alas a la libertad, porque ya he empezado a levantar el vuelo…”, dice Milanés en su aria bajo el nombre de Yo te seguiré. Emprende el vuelo Antonio que la afición te seguirá.