La Fórmula 1 dista de ser algo nuevo para nuestro país. Con el regreso de la máxima categoría del deporte motor a México tras más de dos décadas, es inevitable pensar en los hermanos Rodríguez y en su trágica historia. En 1962, a los 20 años, Ricardo murió el primer día de prácticas de la carrera en suelo mexicano. En 1971, en Alemania, Pedro impactó su monoplaza fatalmente. Así nació la leyenda y, en su honor, el monumental Autódromo Hermanos Rodríguez.

Durante años, este recinto de la velocidad ha funcionado para diversas actividades y eventos en la ciudad de México, pero es en 2015 que abre de nuevo sus puertas para lo que fue creado: la estridencia de la aceleración. Una vez más, los motores rugirán, las gomas dejaran sus marcas en el asfalto y el público ovacionará a los héroes, a los campeones de esta generación, con un desahogo de más de veinte años de espera.

La Fórmula 1 debutó en la ciudad capital en 1962. De 1964 a 1970, el Gran Premio de México fue el cierre de temporada. Pero en 1970 un espectador fue arrollado en la pista durante una invasión parcial a la misma por un grupo de personas, y entonces la máxima categoría se alejó de México durante 16 años. Se remodelaron las instalaciones, se mejoraron las medidas de seguridad y en 1986 la F1 regresó a tierra azteca, hasta 1992. ¿Por qué se fue? Hay teorías, pero nada certero, aún cuando existía un contrato por seis años más con la Federación Internacional de Automovilismo.

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Ahora, el Gran Circo está de vuelta. Hay un ávido mercado, hay la infraestructura, hay inversionistas. En los últimos años, Bernie Ecclestone, el mayor pez de la Fórmula 1, ya había considerado a ciertas ciudades no muy tradicionales en la historia de las pistas, como Rusia o Abu Dhabi. En espera continúan países como Argentina o Sudáfrica. Pero a México le ha llegado de nuevo su momento, y todo el país está a la expectativa.

La reciente inclusión de dos pilotos mexicanos en los últimos años ha generado un interés más consistente de parte de diversos sectores del público; se ha puesto en boga un tema sobre el cual no cualquier persona puede opinar con expertise, pero sin embargo muchos hablan de ello, lo cual es sano. Mientras más gente interesada haya, más años de Gran Premio habrá en la ciudad capital.

Este “nuevo patriotismo” que ha generado la participación al volante de nuestros nacionales, aunque para algunos parezca simplemente un reflejo directo de la exposición mediática, es algo muy positivo en los días en los que vivimos, dentro de tantas otras malas noticias. Porque genera optimismo a nivel económico, porque le da proyección al país y porque deja ver que México está en condiciones de tener un evento de este nivel aún con la creciente inseguridad.

Los constantes mensajes que llegan al extranjero sobre el estado actual de nuestra tierra son acerca de violencia, narco, corrupción, y es bueno el que existan otras tonalidades, que se pueda mostrar otro rostro de lo que es el país y la confianza que algunos internacionales han tenido en el mercado mexicano al dar luz verde para esta nueva etapa.

Pero claro, también hay que cumplir con las expectativas. La más importante: poner a punto la pista. Este nuevo circuito será el segundo más veloz del mundo (el primero es Monza), y contará con dos curvas tipo cámara lenta frente a las gradas más grandes, en donde habrán 30,000 personas (en total, se espera la visita de un total de 120,000). Es en esta zona en donde los espectadores podrán vitorear a sus pilotos favoritos. La inversión realizada es de alrededor de 7 millones de dólares.

Adicionalmente, se está trabajando en el área, debido a que no es céntrica, con el fin de ofrecer hospedaje y opciones de restaurantes. La otra gran expectativa: el músculo necesario para cargar con una inversión gigantesca. Para poder ser sede del Gran Premio, se estima que México está invirtiendo 360 millones de dólares en un lapso de cinco años, lo que habla de un re-enamoramiento y una nueva relación de varios años con la Fórmula 1. Toda esta inversión, indican los análisis, se recuperará al triple o cuádruple.

Debemos decir que los costos para el Gran Premio de México son altos. El más económico es de US $479 y de ahí para arriba. Hoy este México es muy distinto al que hace décadas recibía a la Fórmula 1. Tanta conectividad nos permite estar al tanto de todo lo que sucede al momento, en donde sea que nos encontremos, por lo que de alguna manera u otra todos experimentaremos el gran premio. La emoción está en el aire y se siente con intensidad. El retrueno de los aplausos será para los atletas del volante y para aquellos que han hecho posible que el Gran Circo esté de vuelta en nuestra ciudad.