Jump & Jive: El Rockabilly no es un 'revival' pasajero

Fotos por Pedro Madrigal

Como cargas magnéticas que se atraen y se repelen. Ellos: copetes altos, chamarras de cuero, jeans entallados y zapatos de charol; ellas: paliacate sosteniendo la arquitectura de los bucles, vestido de puntos y zapatillas con detalles de cerezas. Bailan. Medio siglo no ha transcurrido. El gen del rock no ha mutado todavía. Es 1966 en el Foro Indie Rocks.

Las nuevas huestes de “El Rey” llegaron al #39 de Zacatecas en la Roma Norte; Jump & Jive, el motivo de su reunión. Todo es como en el principio, la actitud, el look... el sonido. Ese extraño perturbar de los átomos en el aire con una guitarra, una batería, un contrabajo y algunos instrumentos de viento. Ese peculiar entrecruce del R&B y el Country, salpicado de Folk con un dejo de Jazz.

El sábado 10 de diciembre, el Rockabilly demostró -otra vez- que no es un revival pasajero. Jump & Jive permitió asomarse a esa época en que el Rock and Roll nacía. No hubo pretextos, la experiencia fue completa: comida, ropa, calzado, salón de maquillaje y peinado, barbería, tatuajes, revistas, discos y, por supuesto, música.

Con el permiso que les concede una cláusula del contrato firmado con el Diablo, Los Calavera fueron los encargados de abrir pista. “En abril de 1960, justo cuando iban a embarcarse en un tour mundial con Eddie Cochran para dar a conocer su primer disco, sufrieron un grave accidente automovilístico”. Natan Rebel (voz), Slapping Luigi (contrabajo), Gavilán Twang (guitarra eléctrica), y Josan Woody (batería) regresaron a este plano material para interpretar Rockabilly en estado puro.

Sin perder la estela del ritmo, Casino Manhattan puso el swing. Aderezaron la noche con ligeros guiños de ska y reggae. Los acreedores al segundo lugar como Banda Revelación en los premios IMAS del 2012 pusieron a bailar a casi todas las chicas con una versión muy divertida de la canción de la Pantera Rosa.

Con la energía de una colisión intergaláctica, Los Moustros del Espacio Exterior tocaron ‘Blue Suede Shoes’, un clásico del género. Con poco más de 10 años de trayectoria y tres discos (entre covers y originales) su misión en la Tierra ha sido reinterpretar temas de la época dorada del rock and roll y así rendir tributo a los grandes artistas de finales de los 50 y principios de los 60 como Little Richard, Eddie Cochrane, Carl Perkins, Elvis Presley, Jerry Lee Lewis, Chuck Berry, Ritchie Valens y Buddy Holly”.    

A la mitad de la jornada la experiencia se impuso. Los Gatos, referente ineludible en la escena nacional, interpretaron todos sus éxitos. Tras ‘Inadaptado’ (2009), la noche adquirió mayor densidad y se perfiló hacia un cierre internacional.

Los Frantic Rockers, haciendo honor a su nombre, alocaron al público con su giro hacia el Blues. Con apenas un disco de estudio, Savage Beat   (2015), se han presentado en festivales importantes como Viva Las Vegas Rockabilly Weekender o el Café du Nord en San Francisco; además de muchos otros espacios relevantes en Los Angeles, lugar donde tienen su centro de operaciones.
Finalmente, Lil’ Mo and Dynaflos fueron los elegidos para clausurar esta cápsula del tiempo hacia la “Época Dorada del Rock”.

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