Por Ana Fernández de Lara (@aannaadelara)
En 2003 la UNESCO inscribió a las fiestas indígenas dedicadas a los muertos dentro de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad; en 2015 Spectre mostró calaveras gigantes desfilando a lado de catrines, máscaras y algarabía por el Centro Histórico ante la leyenda “The dead are alive: Mexico City, Day of the Dead”; sólo unos meses después The New York Times puso a la CDMX en número uno de los lugares a visitar en 2016. ¿Coincidencia?
El Día de Muertos es una fiesta que representa ampliamente a México donde la cosmovisión prehispánica y la religión católica se hibridan para crear grandes fiestas en torno a la muerte: implica el retorno de las almas, que por dos días al año regresan a casa, a nuestro mundo, el de los vivos. Y sus familiares les ofrendan alimentos, bebidas, artículos personales, adornan las tumbas. Para facilitar el retorno de las almas a la tierra, las familias esparcen pétalos de flores de cempasúchil, vistiendo los caminos de color naranja y colocan velas para alumbrar el tránsito de los difuntos.
En un país donde los feminicidios encabezan las listas a nivel global, en donde ejercer el periodismo puede ser causa de muerte, en donde la muerte de estudiantes queda impune, parecería irónico que se festeje a la muerte. Sin embargo, es un acto para sentirse más cerca de los que ya se fueron, para recordar. Ya Octavio Paz decía en El laberinto de la soledad que mientras para los habitantes de Nueva York, París o Londres la muerte era una palabra impronunciable, para los mexicanos era un frecuente, un amor permanente.
Quizá sea por este tabú hacia la muerte que la celebración guste tanto en el extranjero: el olor de la cera derretida combinada con flores; los colores vibrantes que acompañan a las ofrendas; el papel picado y las calaveritas mostrando el arte mexicano. Ya sea en París, Londres o México siempre habrá curiosos rondando, atraídos por esa parafernalia de las grandes fiestas en honor a los muertos. Y en este sentido Spectre al mostrar -aunque hayan sido dos minutos- un desfile de esa magnitud, ha logrado difundir aún más esta tradición. Por lo mientras este sábado las prensas nacionales e internacionales estarán al pendiente de lo que ocurrirá en el gran desfile de Día de Muertos, promoviendo la idea que salió de una película, y quizá años más adelante, cuando ya sea una