Por @AlanisMoon
Encontrar el hilo negro en la existencia puede ser una de las cosas más banales para poner algún esfuerzo. Pero es sumamente entretenido, eso que ni qué. ¿Quién habrá inventado el primer género musical? ¿Por qué le pondría así? ¿Cuántos géneros habrá en el mundo? Infinidad. Es una constante evolución. Aunado a la explosión de información digital y lo maravilloso que es el poder subir tu propia música a plataformas en las que los demás pueden disfrutar de tu trabajo, la cosa se pone interesante. Ya no dependes de un crítico que le sonó de determinada manera tu banda para ser etiquetado. Hoy, tú puedes ser el etiquetador.
Y todo esta introducción sólo sirve para justificar el cómo se presenta una banda de Argentina llamada Krupoviesa: “Música rústica pero con huevo. No-fi. Yes-fun”. En un juego clarísimo entre el lo-fi tan recurrente hoy en día por aquello del bedroom pop, los argentinos no se desgastan en etiquetas y prueban que lo que quieren, es divertirse. Es por eso que Indie Estatal, su más reciente material dura no más de 4 minutos y consta de dos canciones.
Una lleva por título “Q” y la otra “:)” (¿cómo la pedirán en los conciertos?). Simples. Directos a lo que van. Krupoviesa forma parte de una oleada de bandas argentinas que parece que están decantándose por pasarla muy bien, mientras entregan canciones que bien podrían haber salido de una tarde de videojuegos y chelas con nuestros dos mejores amigos que apenas y están aprendiendo a tocar la guitarra y las secuencias.
Bandas como ésta son importantes, muy importantes. Son un golpe de realidad. Una bofetada al virtuosismo. El guiño a nuestros mejores que años, a los tiempos en donde decíamos “¿y qué?” con toda confianza y en donde por las noches dormíamos muy a gusto.
Alguien obséquiele una copia a Satriani, por fa.