El Espejo del Silencio: los sobrevivientes del suicidio en México
Gris la porta para ella, no para el resto. Es su cruz y también su impulso. Roja, informal; le queda algo grande. De todas formas, la atención está puesta en el estampado. A primera vista, sólo se distingue el cabello del muchacho; oscuro y corto.
Gris, con el cabello y la ropa húmeda, lanza consignas a la oscuridad y dice:
“No sabemos en qué momento llegues a perder a alguien por suicidio”.
En México, durante el año 2016, se registraron 6’291 suicidios, lo que representa una tasa de 5.1 suicidios por cada 100,000 habitantes. Las distintas estadísticas entre diferentes estados de la República desatan muchas preguntas y pocas respuestas, pero investigar sobre suicidios no es sencillo. Hasta donde sabemos, al día de hoy, nunca podremos encontrar sus causas exactas. Los acercamientos sólo pueden proporcionarnos teorías.
En el 2015, el suicidio fue considerado como la segunda causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, la organización también pronostica que, para el año 2020, la depresión será la segunda causa de discapacidad en el mundo y la primera en países en vías de desarrollo, como es el caso de México.
¿Cómo investigamos a alguien que ya no está?
No se habla del suicidio, no se habla de depresión, no se habla de trastornos mentales. El estigma que envuelve al fenómeno no es ajeno ni siquiera en el sector salud. Hablar de la muerte es un tabú y el estigma que persigue la forma en cómo ésta sucede, no siempre se llega a comprender.
Si bien hay muchas teorías sobre su crecimiento exponencial, el objetivo del reportaje El Espejo del Silencio: los sobrevivientes del suicidio en México es aportar más preguntas y dar más campo a un cuestionamiento particular: ¿Por qué tanta gente está terminando con su vida?
