De Marea Stamper y las vírgenes negras: ¿apropiación cultural o libertad artística?

De Marea Stamper y las vírgenes negras: ¿apropiación cultural o libertad artística?

Marea Stamper, cortesía de Electronic Beats

Marea Stamper, cortesía de Electronic Beats

Desde el surgimiento del movimiento descentralizado Black Lives Matter, se ha puesto sobre la mesa el performance de numerosos artistas blancos frente al tema de la apropiación cultural dentro de sus obras. La discusión sobre el racismo y sus implicaciones sociales ha sido muy álgida, y las cosas se complican aún más cuando entran en juego interpretaciones y desplazamientos ideológicos frente a manifestaciones artísticas. Un ejemplo de ello es el caso de la DJ estadounidense Marea Stamper, quien el pasado 20 de julio renunció a su alias artístico Black Madonna frente a la presión social impuesta por una petición en change.org, donde el artista de música electrónica Monty Duke denunció el sobrenombre de Stamper como “problemático”.

Marea Stamper comenzó su carrera musical a finales de los noventa, vendiendo discos y mezclando en fiestas clandestinas de Estados Unidos. Después de un tiempo en la escena, se colocó como una de las DJ’s más prometedoras y dinámicas del momento, yuxtaponiendo diversos géneros musicales que van desde el pop más mainstream hasta melodías oscuras, logrando así mezclas muy eclécticas, pero extraordinariamente orgánicas. Paralelamente a su trayectoria musical, Stamper se ha distinguido por su puntual activismo dentro de la comunidad LGBTQ+.

En la petición iniciada por Monty Luke, el artista establecido en Berlín argumenta que “Mediante el uso de alias, nombres de artistas, títulos de canciones e incluso publicidad inteligente y esquemas de medios, hay innumerables ejemplos de artistas blancos que se apropian de aspectos de la cultura negra a su beneficio”. Además, asegura haber intentado dialogar con Stamper sin respuesta alguna, y aprovecha el espacio para sugerir cómo gestionar el cambio de alias de la artista.

Monty Luke, cortesía de Resident Advisor

Monty Luke, cortesía de Resident Advisor

En su declaración pública frente al tema, Stamper declaró: “mi alias surgió como reflejo de la profunda devoción católica de mi familia a un tipo específico de ícono europeo de la Virgen María con tono oscuro”, sin embargo, reconoció que “ha sido punto de controversia, dolor y confusión (...). Vivimos tiempos extraordinarios y esto es una pequeña parte de una conversación mucho más grande, pero todos tenemos una responsabilidad de tratar de generar un cambio positivo de cualquier manera que podamos. Quiero poderme sentir segura con la persona que soy y lo que defiendo”.

El caso de la ahora conocida como Blessed Madonna es una oportunidad ideal para comprender qué tiene que decir la Historia del Arte frente al tema de la apropiación cultural, en especial, dentro del contexto de las licencias artísticas y la interpretación de ciertas iconografías del pasado a partir del presente.

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Vírgenes negras: desplazamiento ideológico y construcción de narrativas

“Contrario a lo que se puede pensar ahora (por ideología), las vírgenes negras no estuvieron asociadas a una raíz étnica específica, sino que se conocen como vírgenes negras por los materiales con los que estaban talladas y recubiertas para su preservación (por ejemplo, ébano recubierto de betún para evitar el ataque de xilófagos).” asegura Sara Baz, Doctora en Historia por el Colegio de México, quien además se ha desarrollado como directora del Museo Nacional del Virreinato y el Museo Nacional de Arte. Actualmente, es profesora de tiempo completo en el Departamento de Arte de la Universidad Iberoamericana, con líneas de investigación en la historiografía y la emblemática.

Las vírgenes negras son íconos paleocristianos y, por lo tanto, tuvieron una importante influencia por parte de las imágenes de deidades preexistentes en cada ámbito geográfico donde surgieron. Sin embargo, si se mira detenidamente cada uno de sus rostros, se puede notar que no necesariamente presentan facciones correspondientes a la mayor parte de la población africana. Es decir, no existe una correspondencia con “imaginarios negros”, sino que se trata de “un desplazamiento ideológico que implica una construcción narrativa desde las demandas de su contemporaneidad”, anota Sara.

Nuestra Señora de Czestochowa, Polonia

Nuestra Señora de Czestochowa, Polonia

El cambio de alias de Marea Stamper sucede en un contexto en el que una gran cantidad de artistas han modificado sus nombres e iconografías a raíz del movimiento Black Lives Matter. Por ejemplo, el mes pasado, la banda estadounidense Lady Antebellum se rebautizó debido a la asociación de su nombre con un periodo histórico de esclavitud y violencia racial. Por otro lado, la agrupación Animal Collective se disculpó a principios del mes de julio por los estereotipos racistas presentes en su discografía, cambiando la portada de su EP del 2006 People y el título de su álbum Here Comes The Indian de 2003.

La ya mencionada petición en change.org sobre Black Madonna —la cual logró su objetivo con el apoyo de poco más de mil 200 personas—, apeló a la apropiación cultural “violenta e impositiva” por parte de artistas blancos respecto a elementos propios de la cultura negra. Pero, visto desde otro lado, desplazar históricamente un elemento sociocultural para exigir a un artista alejarse de sus influencias también puede interpretarse como un acto de intimidación colectiva.

Marea Stamper, cortesía de Neo2

Marea Stamper, cortesía de Neo2

“Desde mi opinión, no hay ningún acto 'violento' o 'impositivo' en el hecho de elegir un apelativo como Black Madonna. Pienso que la artista está siendo víctima de una presión social desmedida por parte de grupos que no entienden la perspectiva histórica del término”, anota Sara Baz. “En todo caso, ejercen más violencia los grupos radicales que exigen una ‘reivindicación’ de los derechos de poblaciones históricamente oprimidas, pues si se extrema su posición, no se podrá hablar de o consumir ningún producto cultural previo al siglo XXI”. 

En este sentido, todo tipo de demanda que apela a una apropiación cultural debe hacerse de forma cuidadosa. En efecto, el hecho de que una artista blanca utilice el adjetivo negro en su alias, es debatible, pero el término de virgen negra que argumenta Monty Luke en su denuncia se convierte también, historiográficamente hablando, en una interpretación proveniente de su propia contemporaneidad.

“Obligar al cambio de nombres es tan totalitario y opresivo como los procesos previos a los que fueron obligados los grupos hoy considerados como vulnerables, sin que por ello su calidad de vida mejore en virtud de la obtención de reconocimiento o derechos laborales o sociales, por ejemplo” opina la Doctora Baz.

Re-apropiación, re-construcción
y re-significación

Lo valioso de la obra de arte (y más aún, de cualquier producto cultural) es que puede ser infinitamente re-apropiado, re-construido en términos discursivos y re-significado”, comenta Sara, quien entiende la “moralidad de la reapropiación” de las vírgenes negras por parte de Marea Stamper como “una construcción discursiva.” 

Marea Stamper, cortesía de Neo2

Marea Stamper, cortesía de Neo2

Para el estudio de la Historia del Arte, es interesante ver cómo una artista con una importante trayectoria musical y social, reinterpretó y reconstruyó una tradición religiosa histórica y familiar, convirtiéndola en un ícono de la música electrónica actual. La decisión de cambiar su alias refleja su sensibilidad hacia una causa sustancialmente importante en tiempos actuales y pone sobre la mesa un rico debate sobre cómo las herramientas teóricas están al servicio de quién mejor las sepa emplear.

Sara Baz también hace alusión a la existencia de diversas prácticas culturales que tienen una conexión con connotaciones raciales. “Ritos como los de Cuba, eminentemente sincréticos, abrevan en iconografías africanas y construyen una identidad, pero nunca tienen el deseo de reivindicación de un grupo étnico en específico. La población caucásica profesa esos ritos al igual que la población afrodescendiente”. Es decir, existe una gran cantidad de fenómenos contemporáneos de apropiación cultural, los cuales deben analizarse de forma crítica y entendiendo sus implicaciones en el presente ámbito sociocultural.

The Black Madonna en Chartres Cathedral, Francia.

The Black Madonna en Chartres Cathedral, Francia.

Así, en tiempos donde la presión social puede desvirtuar la imagen de un artista, y entendiendo el lugar desde donde Marea Stamper se auto-reconoció como “Black Madonna”, nos enfrentamos a un acontecimiento que más allá de calificar de “correcto” o “incorrecto”, abre la discusión sobre cómo el resurgimiento de sensibilidades en torno a problemáticas sociales como el racismo ponen en jaque imaginarios colectivos que antes no se habían cuestionado.

Marea Stamper, cortesía de Electronic Groove

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