Por: Olga Rosario Avendaño Integrantes del Colectivo México 8.2 construyen Casas Emergentes para habitantes de la región del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, mismas que servirán mientras las personas afectadas por el sismo del pasado siete de septiembre reconstruyen sus viviendas destrozadas en aquella zona del estado de Oaxaca.
El Colectivo México 8.2 trabaja en coordinación con los fundadores del Centro de Apoyo al Movimiento Popular de Oaxaca (CAMPO), organización civil que desde hace unos 30 años trabaja con comunidades marginadas de esa entidad del sur del país y cuyo objetivo es dejar atrás el asistencialismo.
Este Colectivo nació en la Universidad Veracruzana (UV), donde trabaja la maestra de Juchitán Laura Kaplan, quien se puso en contacto con CAMPO para hacerle saber de la inquietud de estudiantes de arquitectura de esa institución educativa y fue así como empezó a caminar este proyecto.
El estudiante de Arquitectura Santiago Barragán, explica que estas casas se construyen de bambú, lonas y alambre, además de mucho entusiasmo como el que pone al explicar cómo está construida esta vivienda; allá adentro de la vivienda ha puesto una mesa donde están sus diseños, unas manzanas y algo de agua, lo acompaña su compañero ya egresado Antonio Huesca, así como Fabián Mendoza, experto en el diseño de bambú.
Esta casa emergente está diseñada para familias grandes, dos adultos y cuatro niños, “caben hasta diez personas, pero cómodamente seis”, dice mientras muestra el área de la recámara y otro espacio que puede ser una estancia o comedor.
El prototipo se construyó en San Luis Beltrán, una agencia municipal de la ciudad de Oaxaca y donde se encuentran las instalaciones de CAMPO y hasta ahí han llegado donaciones de bambú del estado de Veracruz para construir las bases de estas viviendas y enviarlas armadas a comunidades de la región del Istmo.
Barragán y Huesca mencionan que además de hacer las primeras cien bases de estas casas, brindarán capacitación a las personas afectadas por el sismo, para que sean ellas mismas las que construyan sus viviendas afectadas y seguir con la filosofía de CAMPO, en el sentido de evitar el asistencialismo.
El donador del bambú es Pablo Hernández Cid, quien le dijo a su amigo Fabián que tenía que viajar con los estudiantes a Oaxaca para apoyarlos en el diseño de las viviendas emergentes “como somos amigos, le dije que sí” mientras explica los diversos tipos de especies de bambú que existen y dos de ellos se están usando para estas casas, el oldhami y madaki “esos son los más resistentes”.
Este mismo modelo pretenden replicar en comunidades dañadas por el sismo en del estado de Morelos.
CAMPO también se ha convertido en un gran centro de acopio tanto nacional como internacional, hasta donde llegan por víveres autoridades municipales y representantes de organizaciones civiles.