¿Cómo es que hoy en día todos estamos atados al celular, a las redes sociales o a nuestras aplicaciones de uso cotidiano? La respuesta para varios es la sustitución de la madre por el objeto deseado. No hay duda de que sin el celuloide algo nos falta en pleno siglo XXI. Para Sigmund Freud en la época victoriana, la composición mental de los sujetos en la sociedad estaba conformada en su plenitud por la estructura familiar, o bien el Complejo de Edipo.
La historia del Rey Edipo retrata la novela familiar del neurótico. Enamoramiento con la Madre y enemistad con el Padre, piezas fundamentales que juegan un papel relevante en nuestra analogía actual ante los aparatos y la web, que consumen cada minuto de nuestros días. Al momento de la separación de ambos (Padre y Madre) -menciona Freud- el niño sustituye las partes de la estructura con objetos del deseo. Los celulares, sus aplicaciones y las redes sociales son la perfecta sustitución de la madre. El arraigo maternal de la que depende la supervivencia del niño se transfiere a nuestras manos con las necesidades de telefonía y usos lúdicos que hoy en día nos atañen por medio de la tecnología: Nos escuchan y nos permiten estar siempre junto a ellas.
He aquí la explicación a un problema simple: la angustia ante la falta de respuesta en un mensaje de What's App, es la metáfora perfecta a la falta de la madre cual niño en guardería. El antropólogo Joseph Campbell en su libro El Héroe de las Mil Caras, puntualiza la afectividad entre los objetos del deseo que nos acompañan toda la vida según Freud, con la historia misma del ser humano en los símbolos culturales como la imagen de la Virgen y el Niño que existe desde el principio de la historia humana: una premisa de la unidad dual que representa la belleza, la verdad y la perfección; mismos conceptos que la publicidad maneja para vender el último "hijo" phone de Steve Jobs.
En la vida cotidiana nos pasa a la mayoría, literalmente nos sacamos los ojos de tanto ver pantallas y saturarnos de información al recorrer nuestros ojos en un viaje de correos, mensajes instantáneos, videos, gifs, hojas de cálculo y para el más libre (o no), series en Netflix y miles de horas escuchando música en Spotify o iTunes. Justo como Edipo, solamente que en vez de plaquetas y glóbulos, sangramos distracciones, malos entendidos y angustias programadas por nuestro encadenamiento al sistema de redes imaginarias que se encuentran en el aire, pleno resultado de nuestra interacción web maternal de la que no podemos separarnos.
