Ciclo Hipnosis: Apache O’Raspi y Dorotheo evaporaron las gotas con su música
Fotos: David Segundo
La tromba cayó sin misericordia en la Ciudad de México. El pecho se envolvió en escarcha por el agua fría que cae de los cielos. Muchas personas cambiaron sus planes nocturnos por el inesperado aguacero. Pocos cuerpos decidieron hacer el viaje, pero fueron recompensados por una noche magnética.
El Ciclo Hipnosis vivió su segunda Fiesta Hipnosis en el Foro Indierocks. Las gotas empezaron a evaporarse con los sets de Hugo Quesada 'Robota' y Audirac gracias a su fina selección de éxitos ochenteros; kudos por el baile endiablado que provoca "Fireball", de Alan Vega, para cerrar el acto inicial de la velada.
Apache O’Raspi es un bandolero de cielos naranjas. El compositor mexicano tiene alma de cantautor aguardientero, que se contraponen con puentes musicales que recuerdan las estelas armónicas de Almendra. Una voz del público gritó "Rock ranchero", antes de que Apache cantara "Rampante", un clásico de 2019. Después de buscar líquidos aperlados, llegó el momento de escuchar el nuevo sencillo “Rifa”, un festival vocal con texturas psicodélicas y un narcótico bajo. La lágrima Remi se hizo presente con la interpretación de “Edna”, una canción que Apache hizo como dedicatorio maternal.
El instante cumbre de la presentación del lagunero fue una versión extendida de “El Cantar del Jilguero”, que llevó jolgorio a las almas tímidas.
La presentación de Apache O’ Raspi es un homenaje a los malabarista por la facilidad que tiene para transitar géneros musicales e ir creando un oleaje de cuerpos danzando. Además, el carnal estaba vendiendo imanes para el refri como fortuito souvenir.
Fotos: David Segundo
La música de Dorotheo fue el brote de agua fresca para poder paliar la alucinación del desierto. Los acordes de secuencias senoidales de “Caetanave” explotaron como burbujas callejeras. Suspiras, ya eres parte de la arena movediza.
La banda tapatía también estrenó rolas que serán parte de un nuevo EP, como “Árboles muertos de enero”, un trip de vértigo psicodélico con una armonía que recuerda siglos míticos donde la magia es la moneda de cambio. La introducción de “Sutil” fue una bofetada de sonido. El piso tiembla y las piernas sienten cosquilleo.
Otra nueva melodía que se disfrutó fue “Capricho”, una enredadera de shoegaze con juegos florales sesenteros; la letra de la canción fue regalo de Francisco Flores, a quien le dedicaron la interpretación de la misma.
Para cerrar la noche, Dorotheo abrió el baúl de los recuerdos con “Pale Green Light”. Sin esperarlo, la composición rompió en un jam eterno donde Apache O’Raspi se integró al delirio cósmico con una pandereta y coros expansivos.
Dorotheo expandió su calidad en el show en vivo, las llanuras dejaron de provocar cansancio y se convirtieron en oasis particulares.
Te recomendamos: Tears for Fears regresa después de 17 años con “The Tipping Point”