Texto: David Ovando/@OvandoousFotos: Manuel Azul/@PhotoAzul
Un dios bueno y uno malo, ambos postrados en un mismo ser; Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, éste último fue omnipresente y podía conocer el corazón de las personas, por lo que dentro de la cultura Tolteca también fue conocido como “Moyocayani”. Tula guarda silenciosamente este prístino vestigio genealógico, algunos testigos materiales se esconden tras unas columnas pétreas conocidas como “Los Atlantes”, ubicados en “La casa del Alba”, en la Tula prehispánica le llamaban “Tlahuizcalpantlecuhtli”, el lugar para las ceremonias, los ritos.
El fin de semana en aquella región se comulgo otro rito. Uno que tiene que ver con la sanación del ser en base a sonidos de bajas frecuencias. Para llevarlo a cabo, una serie de elementos indispensables; espacio (“spot” es de lo que hablan hoy) verde, espacioso, cumple la misión y se presta para varios fines recreativos. Spritual Sounds Sound System y Bass Revelation, los Sound Systems postrados en su lugar para aventar las primeras balas en un espacio abierto. Buena prueba para los dos titanes, alejada del hermetismo de otros foros.
El menú se saboreaba desde el momento en el que se soltó el cartel, y si, se tiró mucha carne al asador. Buena parte de los actos que constituyen la actual escena nacional estuvieron presentes; Mexican Sound System, Mystical Bass, Majestic Sound, Sonido Berzerk, Ma Fuego, un tal Bungalo Dub, el Apoff y Dos Aliens. Todos contemplados para tirar raya en un escenario protagónico que opacó, por lo menos durante la noche, una carpa alterna que con todo y su confortable verde intenso bañada por aura lunar (espectáculo a parte toda la noche), no fue suficiente para atraer almas en aquella parcela.
Gabo Revuelta, Mexican Sound System
Las fuentes grandes dentro del cartel, todos ellos con aparente perfil bajo en México, pero en Europa un gran recorrido los respalda; Digitron, el Dub Japonés de Sak Dub-I, Haspar, Djiman, Dubbytek y el buen Julian Treviño mejor conocido como Razaman, quien dio cátedra de voz el sábado al atardecer. Quizás se sobreentiende, pero la amalgama música más espacio abierto genera una conexión interna con uno mismo, puede ser por la ausencia de aquello que constituye una cotidianidad. Actividades alternas para tirarse al pasto, body paint, comida, pulque hidalguense que ya en sí es artesanal de origen, y por si las dudas, servicio médico.
La cultura del sistema de sonido en México va tomando su forma y personalidad aunque de manera tardía. Una de las cosas que lo van identificado es la búsqueda de diversidad sonora, la cual se refleja en conceptos como lo fue el “Bajo Fest” organizado por el legendario crew “Jungle Empire”, o las precoces sesiones de La Liga Mexicana del Bass.
Bass Camp continúa con ese espíritu renovador de la naciente escena Sound System, el propósito no es otro sino lanzar música de bajas frecuencias a través de enormes Sistemas de Sonido.
Hoy 2017 la escena dub parece fuerte, hay clima para que germine en forma y volumen. Quizás el suelo tenga deficiencias pero es fértil, la única garantía para mejorar es arar más, solo así podrá hablar de cosecha. Hoy, aunque con algunos egos, la escena dub nacional demuestra unión, como una comunidad de plantas acuáticas germinadas a las orillas de un lago; “Lugar de tules” en un significado más cercano a nuestros tiempos, si se apega al Náhuatl será “Junto al Tular”. En ambos casos se hace referencia a una colectividad.