Adiós a Albert Uderzo, el defensor del comic
Asterix y Obelix, en su incansable recorrido por el mundo de las hazañas legendarias, deberán continuar su paso en la orfandad después del fallecimiento, a la edad de 92, de su co-creador e ilustrador, Albert Uderzo, quien fue precedido por su compañero, el guionista René Goscinny, en noviembre de 1977, quien también le dio vida al inconfundible cómic de aventuras galas.
Asterix y Obelix, inmortalizados ya como iconos de la cultura popular a nivel internacional y símbolos de la alegría infantil, dan cuenta de un artista muy talentoso, cuya destreza se vio expresada en muchos más proyectos de los que solemos recordar.
Recordado por sus compañeros de profesión con el título de “genio”, Uderzo era capaz de darle vida a una enorme variedad de personajes, diversos entre sí pero igualmente geniales en su diseño y caracterización. Asimismo, su recreación de grandes paisajes y vistas panorámicas fue siempre una destreza difícil de replicar, pero que para él llegaba de forma tan natural como respirar. Así eran sus representaciones de la gran ciudad de Roma, con todo y su infinita reserva de soldados emplumados e imponentes coliseos. Desde Gran Bretaña hasta la India, las pociones mágicas del sacerdote-brujo Panoramix o las riñas de nuestros protagonistas con el gran César, Uderzo nos mostró el gran alcance de su imaginación a través de más de 45 libretos ilustrados.
Sin duda un extraordinario exponente del noveno arte.
Así pues, sus cómics más memorables tuvieron inicio en 1959, cuando Uderzo se convirtió en director artístico de la revista Pilote, que iba dirigida a niños ya no tan niños, es decir, atravesando el umbral hacia la juventud. Desde la primera aparición de Astérix el éxito fue inmediato.
Ahora cabe recordar al dibujante por su incansable defensa a su profesión. Fue de los primeros en reclamar que los derechos de autor debían ser respetados también en el cómic, reivindicando la autoría sobre sus propios personajes, lo que le valió entrar en la lista negra de más de un puñado de editores. Esta actitud y posicionamiento generaron bastante polémica en su ámbito, pero era un paso inevitable para forjar el camino de muchos otros que llegaron al comic después que él. Albert Uderzo murió este 24 de marzo, en su domicilio de Neuilly-Sur-Seine, en París, Francia, dejando poco menos de un siglo de apreciado trabajo detrás.