Adiós a uno de los símbolos de la protesta en México: Óscar Chávez
Si algún artista pudiera representar, desde el mundo de la música, la lucha por distintas causas políticas y sociales, sería Óscar Chávez. Cantante, actor y compositor mexicano, que nació en el corazón de la colonia Portales, en la Ciudad de México, en 1935.
El universo musical que emanó de su voz de barítono, voz con carácter, templada en décadas entregadas a ese oficio, pero también en el amor y en la lucha social, inspiró a que muchas personas se contagiaran del desfile melódico jubiloso de los personajes de “Macondo”, pródiga tierra de fantasía creada por la pluma de Gabriel García Márquez.
Las parodias de Oscar Chávez y las sátiras que hacía pesar sobre los personajes de la vida política de México eran verdaderas caricaturas demoledoras. Estudió teatro en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes, en la Academia de Teatro del maestro Seki Sano y en el Teatro de la Universidad (UNAM).
Entre los premios y distinciones recibidos destacan la Diosa de Plata otorgada por la Asociación de Periodistas Cinematográficos por su actuación en la película Los Caifanesrodada en 1966; el Premio Ariel, otorgado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, también por el mismo hecho; el Premio Nacional de Ciencias y Artes, por su impulso a las tradiciones populares, otorgado por la Secretaria de Educación Pública, en 2011; fue nombrado Ciudadano Distinguido de la Ciudad de México, en 2016; y a penas el año pasado fue reconocido por la Secretaria de Cultura de la Ciudad de México como Patrimonio Cultural Vivo de la Capital.
En junio de 2000 el Ejército Zapatista de Liberación Nacional lo recibía con esta frase cuando fue a presentarse al Aguascalientes de Oventic, Chiapas, misma con la que hoy sus seguidores podrían despedirlo: “Que el concierto de la paz sea entonado alguna vez de la única forma en que es posible, es decir, con dignidad”.