Star Wars: The Rise of Skywalker, el lado oscuro… de la nostalgia

Advertencia: La pluma que redactó el siguiente texto intentó hacerlo de la forma más amigable con aquellos que aún no han visto el Episodio IX The Rise of Skywalker (2019), más existe la posibilidad de que algún spoiler se le haya escapado... Ah sí, y es un clavado que va a diseccionar parte por parte la película.

42 años y FINALMENTE llegamos a la conclusión del western espacial más famoso del mundo (Not sorry Star Trek) y una de las franquicias fílmicas más amadas de todos los tiempos: Star Wars.

Después de que en 2012 Lucasfilm fuera comprada por Walt Disney Company, el unvierso de Star Wars adquirió un segundo aire con series como Star Wars Rebels (2014) y, por supuesto, la nueva saga de películas que inició en 2015 con el Episodio VII The Force Awakens y que pretendía dar continuidad a la trilogía original que inició en 1977 y terminó en 1983. Mucha crítica se ha hecho hacia la nueva saga y sus dos spin off, Rogue One (2016) y Solo (2018).

J. J. Abrams, productor de otras cintas de ciencia ficción como Cloverfield y director de Mission: Impossible III o de otro reboot espacial Star Trek, había sido anunciado originalmente como el director de la nueva trilogía. Sin embargo, el Episodio VIII The Last Jedi [TLJ] (2017) sería finalmente comandado por Rian Johnson, quien tomó caminos creativos diferentes y entregó una película que decepcionó o enfureció a más de uno por el manejo de la trama, los personajes principales (especialmente Luke y Snoke) y el tratamiento de ciertos temas de forma trivial (o no apegada al canon).

Al tratarse de una de las franquicias más rentables de todos los tiempos, los fanáticos fervientes de Star Wars no solo han visto las diez películas previas sino, además, se han sumergido en el "universo expandido" de las series, cómics, libros y videojuegos, por lo que son una audiencia difícil de complacer por su conocimiento y vigencia de toda la mítica alrededor de Star Wars.

The Rise Of Skywalker, la pieza final en esta nueva serie de tres episodios, empieza de forma frenética, a un ritmo muy acelerado y con sorpresas desde los primeros minutos. La aparición de Palpatine, El Emperador, ya no era sorpresa. Los trailers y pósters oficiales se encargaron de venderla como uno de los puntos fuertes del Episodio IX, aunque en realidad nunca se aclara cómo es que está presente tras haber sido arrojado por un conducto hacia su aparente muerte por Darth Vader en el final del Episodio VI: Return of the Jedi (1983). A los fanáticos y youtubers no les quedará más que especular sobre teorías que se sustentan en el universo expandido.

En cuanto a los héroes, vuelven Rey (Daisy Ridley), Finn (John Boyega) y Poe Dameron (Oscar Isaac), quienes trabajan (por fin) como un equipo en conjunto mientras deben conseguir ciertos artefactos que les permitan enfrentar al Emperador. Acá encontramos un problema con la película y es el manejo de ciertos personajes, en particular, de Rose Tico (Kelly Marie Tran). Mientras que en TLJ juega un rol en cierta forma, importante, aquí queda relegada a un rol apenas secundario, con ninguna referencia al beso que le da a Finn hacia el cierre del episodio anterior, como negando todo su arco argumental, decisión que bien puede responder a la pésima recepción que tuvo el personaje por parte de los fans. Pero un vínculo que sí se respeta The Rise Of Skywalker de su predecesora y que se explota hasta el cansancio, es el de Rey y Kylo Ren (Adam Driver), llegando inclusive a estipular que ambos son una dualidad en la Fuerza, algo que no se había visto prácticamente nunca y que "explica" su conexión.

A propósito de la Fuerza, así como Luke se encargó de mostrar la capacidad de proyección a distancia en el final de TLJ, ahora hay dos nuevas habilidades que son mostradas y que no acaban de convencer. Una de ellas proviene del videojuego Star Wars: Knights of the Old Republic (2003) y ha sido mencionada recientemente en The Mandalorian (2019): la habilidad de “curar” con la Fuerza. Esto requiere una capacidad impresionante de conexión con la Fuerza y pocos han sido capaces de utilizarla, mas en la película es mostrada como si fuera de lo más normal e inclusive se menciona "le transferí un poco de mi fuerza vital", como si el usuario "le cediera vida" al otro a las maneras de J.R.R. Tolkien o de X-Men (2000).

En cuanto a personajes nuevos, existen dos categorías principalmente: los regresos que evocan la nostalgia de los fans y los que apelan a la mercancía. En el primero, se suman Billy Dee Williams como Lando Calrissian y Ian McDiarmid como Palpatine, así como los obligados Mark Hamill como Luke Skywalker, Carrie Fisher como Leia Skywalker y un sorpresivo regreso de Harrison Ford como Han Solo. En el segundo rubro, regresa BB-8 y los Porgs del VIII y se añaden el droide D-O y Babu Frik, quien ya es adorado en Twitter.

En cuanto a la parte central de la película, se convierte en una reinterpretación de Return Of The Jedi prácticamente al pie del guión. Se vuelve un tanto repetitiva, no existe tensión real, las muertes significan poco o nada, toma salidas fáciles (principalmente la todopoderosa Rey) y retoma recursos que J.K. Rowling publicó en 2007 (mención especial por la incorporación de Liam Neeson, Ewan McGregor, Hayden Christensen, Samuel L. Jackson y Frank Oz en cierta secuencia a través de las voces de los Jedi).

Star Wars: The Rise of Skywalker parece poner punto final a una saga cuyo impacto ya ha trascendido las salas de cine, pero que —como se puede constatar con la mención especial— apela a la nostalgia para sustentarse, como si las nuevas historias y personajes por sí solos no pudieran sacar a flote el proyecto. Tras el “primer final” que fue TRotJ en el 83 y el segundo que significó el Episodio III Revenge of the Sith en 2005, esperemos que la saga por fin se pueda “volver una” con la Fuerza y el Universo Cinematográfico de Star Wars despegue hacia regiones desconocidas, en una “galaxia muy muy lejana” de esta trilogía expandida y fallida que dio cierre a la ahora conocida como Saga de Skywalker.