Rosalía: El Mal Querer y las relaciones tóxicas
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Desde su lanzamiento, El Mal Querer ha estado en boca de todos, no obstante, todavía queda mucho que decir. Con este disco, la cantante y productora española Rosalía nos entrega una propuesta que toma componentes de distintos géneros musicales —desde la tradición flamenca, hasta el trap— para crear un sonido único. La combinación de elementos genera un encuentro entre culturas y épocas.
“Este disco está hecho desde el amor por la tradición y la ilusión por el futuro”.
Rosalía
El Mal Querer, es un álbum conceptual que sigue un relato de amor basado en una novela medieval llamada Flamenca. Este libro fue escrito en 1287 y Rosalía lo retoma para adaptarlo a un contexto actual, demostrando que nuestra idea del amor romántico no ha cambiado desde hace ocho siglos. El disco está estructurado por capítulos, contando así una historia en la que el amor se vuelve una forma de destrucción; es un ‘amor’ tan fuerte que acaba con todo, hasta con ella misma.
Cada canción presenta situaciones distintas que nos ayudan a comprender cómo es que idealizar el amor romántico puede ocasionar comportamientos dañinos y dependencia emocional. La estructura del disco nos guía por un mar de emociones en el que experimentamos éxtasis, celos, destrucción y finalmente liberación.
Desde la primera canción, se presenta un mal augurio. La protagonista tiene un presentimiento de que la relación en la que se encuentra va a terminar en tragedia, sin embargo ignora todas las señales que se le manifiestan. Como es usual en las relaciones tóxicas, la situación va escalando poco a poco; los abusos pasan desapercibidos al ser justificados con amor. Es una violencia gradual, de la cual es difícil escapar porque, para las personas involucradas, no es sencillo identificarla hasta que pueden mirar hacia atrás y tomar conciencia de todo lo que han permitido que suceda.
“Te atrapa sin que te des cuenta/ Te das cuenta cuando sales / Piensas, ¿cómo he llegado hasta aquí?”.
PRESO (Cap. 6: Clausura)
Empieza con celos y amenazas a los que, al no ser actos de violencia física, es complicado ponerles un alto. Las víctimas justifican a sus agresores, ser posesivo es visto como una señal de amor, aunque en una relación sana no tendría que haber lugar para la desconfianza y las sospechas. Son sólo palabras… pero el abuso emocional no es ningún asunto insignificante.
Por otra parte, Rosalía juega con los puntos de vista, mostrando los dos lados de la historia. No sólo tenemos la perspectiva de la protagonista, también podemos escuchar a su pareja:
“Mucho más a mí me duele /De lo que a ti te está doliendo /Conmigo no te equivoques /Con el revés de la mano /Yo te lo dejo bien claro”.
DE AQUÍ NO SALES (Cap. 4: Disputa)
El agresor se coloca en una posición de víctima, argumentando que lo hace por su bien, que los golpes son un medio al que no quiere recurrir, más se ve obligado a hacerlo.
La protagonista describe esta experiencia como un infierno del cual llegó a pensar que nunca iba a lograr salir, incluso describe el cómo pensaba que la relación en la que estaba iba a costarle la vida. Finalmente decidió que no estaba de acuerdo con sacrificarse a sí misma por su pareja, reclama su independencia y logra librarse de este amor tóxico.
“A ningún hombre consiento/ Que dicte mi sentencia/ Solo Dios puede juzgarme/ Solo a él debo obediencia”.
A NINGÚN HOMBRE (Cap. 11: Poder)
El amor es un tema recurrente en las canciones, pero dependiendo del enfoque que se le dé, la música tiene la capacidad de normalizar las relaciones tóxicas. La violencia es una parte tan intrínseca de nuestra cultura que la víctima ni siquiera la percibe como abuso. Es más sencillo reconocerlo cuando eres ajeno a la situación, por lo que El Mal Querer nos empuja a no confundir el abuso con amor, a reconocer que sufrir por una relación no es “romántico” y que eso puede tener consecuencias graves.
