Hace 2 mil años, una civilización sumamente importante, pero de la que sabemos muy poco, pobló todo el oeste de Europa. Junto con pueblos como los romanos, los griegos y los egipcios ptolemaicos, los celtas tenían una gran influencia en el mundo y como cualquier otra cultura, tenían su propio culto al amor y al romance. Pero ¿cómo era?

Los celtas eran una serie de pueblos que habitaban el oeste de Europa, y que compartían muchos aspectos en común: la cultura, las tradiciones, la religión, y más que nada, un lenguaje derivado del proto-celta, una de las primeras lenguas que los humanos en Europa comenzaron a hablar.

Entre los celtas más importantes que existieron se encontraban los Celtíberos, en el norte de España (regiones de Galicia, Asturias, León y Cantabria), los Galos, en la región de Galia que hoy en día abarca la mayor parte de Francia y Bélgica, los Helvecios, en las regiones alpinas de lo que hoy es Suiza, Austria y el norte de Italia, y los Britanos, en las islas de Gran Bretaña e Irlanda.

El mayor problema es que casi todo el conocimiento que tenemos de las culturas celtas proviene de los romanos, mismo que fueron responsables de la mayor parte de la destrucción de éstos pueblos, por lo tanto, no sabemos con certeza qué tan verídica es la información. Los romanos describían a los celtas como culturas bárbaras y salvajes, pero hoy en día sabemos que eran pueblos guerreros y poseían una gran cultura sumamente interesante como cualquier otro pueblo de la región.

Una de las manifestaciones culturales más importantes de los celtas y que podemos disfrutar el día de hoy, es la música. Los pueblos célticos poseían una gran riqueza musical y era una de las formas más comunes que tenían para expresar su amor. Instrumentos como la gaita, los whistles, los violines y el bodhrán se usan hoy en día para interpretar esta música y muchas veces se les atribuye un origen céltico.

Muchas bandas de Europa han hecho distintas interpretaciones de música folclórica de origen celta. Luar Na Lubre, en España, con música celta interpretada con letras en gallego, Gwendal, en Francia, con música instrumental, y algunas como Eluveitie, de Suiza, que además de interpretar música folclórica completamente celta con letras en el extinto idioma galo, también fusionan su estilo con el metal para interpretar un género llamado celtic metal.

Otra de las manifestaciones culturales más importantes con la que los celtas demostraban su amor era con las tradiciones orales. Las historias que se pasaban de generación en generación es otro de los medios que nos proporciona conocimiento de las tradiciones celtas. Lugares como Irlanda, Gales, Cornwall, Escocia y la Isla de Man, las zonas que los romanos no pudieron conquistar, aún tienen presente una fuerte presencia celta, tanto en tradición como en habla, al ser los idiomas de estos lugares los únicos directamente derivados de lenguas celtas.

Una de las tradiciones orales de amor más importantes que tenemos de los celtas es la leyenda de Avalón, el lugar de las manzanas, un isla sagrada habitada por hadas en donde se hacían rituales de amor a lo largo del año. Los druidas, las figuras sacerdotales de las culturas celtas, consideraban a las manzanas como objetos sagrados, ya que creían que les otorgaban sabiduría y fortaleza. Muchos de los ritos de amor se hacían con manzanas o debajo de manzanos.

Para los celtas, la simbología era sumamente importante, y ya que ellos creían que todo era eterno o de forma circular, el símbolo del amor se representa como el nudo perenne, un nudo infinito que simboliza una unión eterna. Como la vida, el universo y el espíritu, para los celtas el amor va más allá del tiempo y siempre es eterno.

El panteón celta tenía a mas de mil 200 deidades desde Escocia hasta España, así que es difícil saber con exactitud las funciones de cada uno. La diosa que usualmente se asocia con el amor es Epona, matrona de los caballos, la fertilidad y la naturaleza, una de las deidades más veneradas por todos los pueblos celtas. Otras deidades asociadas con el amor son Cernunnos, dios de la vida, Lug o Lugus, el dios más poderoso que contaba con todas las funciones, y más adelante, en la mitología Irlandesa, la diosa del amor, Áine.

Los celtas manifestaban sus creencias con ritos de amor, oraciones dedicadas a sus deidades, en esculturas, y en el caso de los druidas, hasta con tatuajes de símbolos. Su representación del amor era parecida al del resto de las culturas occidentales, aunque de una forma aún más espiritual y con la creencia de la eternidad y la infinidad.

Del poco conocimiento que ha perdurado hasta nuestros días, podemos saber que su interpretación del amor era muy pura e iba más allá de las cosas tangibles y materiales. Esperemos que con el paso del tiempo descubramos más cosas sobre esta increíble cultura y sepamos cómo vivían para darnos cuenta lo parecidos que podemos ser a ellos aún con todo el tiempo que ha pasado. A fin de cuentas, la gran mayoría de los latinos descendemos de ellos.