Rapsodia, laberintos del yo
Rapsodia, laberintos del yo
México-Bosnia, 2016, 90 min.
D y Prod: Antonio del Rivero H. F en C y E: Jorge Z. López. M: Ricardo Jazz O. y Albani Córdoba.
Con: Nelson Carro, Adela Jusic, Regina Galindo, Ivana Nikolic, Willbaldo Delgadillo. Dist:
La empresa que acomete Rapsodia, laberintos del yo es muy ambiciosa. En primer lugar, porque hace un esfuerzo por transgredir las fronteras geopolíticas para acercar y enlazar los puntos en común de países tan lejanos geográfica y culturalmente como lo son México de las naciones de Bosnia, Serbia y Croacia. En segundo término, porque trata de unir los ecos de sus pasados históricos y dilucidar su huella en el presente. Y finalmente, porque tiene como eje rector reunir una extensa muestra de testimonios que destacan el papel del arte como forma de resistencia ante los embates de la violencia, el tiempo y la globalización.
Frente a las intenciones que se propone este documental, uno se pregunta cómo es que logra contener semejante cantidad de registros. En sus propias palabras, la película dirigida por Antonio del Rivero está estructurada a modo de una rapsodia (pieza musical donde los movimientos contrastan entre sí y no tienen relación entre ellos), desplegando un sinfín de entrevistas realizadas en éstas y algunas otras naciones más, para presentar una larga galería de microretratos de individuos y colectivos artísticos que desde diferentes disciplinas dirigen sus esfuerzos al cambio social, la denuncia política y la concientización histórica.
A través de la memoria de Ulises, un viejo cineasta cuyo espíritu errante es evocado esporádicamente, el documental nos traslada a través de distintos tiempos, espacios y luchas artísticas. Así, el México sangrante por el narcotráfico se ve reflejado en las cicatrices que la guerra dejó en los territorios de la extinta Yugoslavia. Rapsodia, laberintos del yo es un conglomerado de expresiones, tanto la del artista conceptual como la del grafitero callejero, que une las diferencias regionales en un abrazo de comunión global.
Por Israel Ruiz Arreola, Wachimirri / Cineteca Nacional