Pasión por la velocidad… ¿a las 3:00 pm, en la CDMX?
Cuando los años sesenta terminaron, se "esfumaron" los ideales bucólicos de la psicodelia; las temáticas se elevaron hacia el espacio, se popularizó la frase "sex drugs and rock", y en una evolución industrial afín a la propuesta futurística de Luigi Russolo, se comenzó a dar valor a la velocidad, al ritmo de vida urbano, a los aparatos eléctricos, la música electrónica, y por supuesto, a los automóviles, que comenzaron a ser vistos como accesorios deslumbrantes que convertían a su propietario en una especie de símbolo sexual. En 2018, atrapado en el tráfico de la Ciudad de México, esta idea parece inicua y absurda, y dan ganas de ahorcar a los publicistas de la industria automotriz. Y a los mecánicos, los peatones, los ciclistas y los policías. Pero más que nadie, a los demás conductores.
Debido a esta relación de amor / odio entre los protagonistas de las escenas viales, han sido varias las historias sobre automóviles y tráfico. En su libro Todos los fuegos el fuego, el argentino Julio Cortázar incluyó el cuento La autopista del sur, un relato sobre un grupo de gente que queda atrapada en un embotellamiento por varios meses, durante los cuales ocurren escasez de víveres, embarazos y muertes. En la televisión mexicana, esta misma idea fue retomada por La Carabina de Ambrosio en su sección "Nacidos en el Viaducto". Pero así como los novelistas y guionistas han encontrado en las formas escritas un desahogo a su frustración, a nosotros se nos ocurrió armar una lista de reproducción, que combine los elementos de una tragedia shakespeariana y un musical de Broadway, en el que, por supuesto, el protagonista eres tú.
Primer acto: El amor hacia el automóvil
Después de haber superado tu etapa de estudiante y comenzado a probar suerte en tus primeros empleos, adoptas uno de los objetivos más comunes de la sociedad capitalista: ser dueño de un automóvil. Cuando por fin lo logras, te olvidas de los pagos a plazos por un momento, para admirar su motor flamante y disfrutar del agradable sonido de su máquina afinada. Nada volverá a ser igual: cuando piensas en tu pareja ideal la comparas con un automóvil, los escenarios de tus sueños son autopistas, sigues las carreras de autos, compras boletos para el Autódromo y te convences que tu máquina será tu mejor aliada para conquistar el universo.
Canciones referidas:
"Money", Pink Floyd.
"I'm in Love with My Car", Queen.
"You Shook Me All Night Long", AC/DC.
"Panama", Van Halen.
"Freewheel Burning", Judas Priest.
Segundo acto: La realidad
Este acto se llamaba originalmente "Pasión por la velocidad", y se iban a incluir canciones que ensalzaran las autopistas como vías hacia el paraíso… pero la realidad es que en horas pico no puedes ni siquiera soñar con la velocidad, y en los momentos en que pudieras pisar el acelerador a fondo, te invade un profundo miedo ante las cámaras de fotomultas. Es la realidad. Ahora estás en el tráfico, millones de pensamientos sobre tu miserable vida pasan por tu mente. Cuando te aburres de escuchar tu voz interna, tu alma te abandona por unos minutos, mientras tu mente se pone en blanco y tu mirada se fija en las ruedas de los automóviles. No tienes escape, la gente al volante es desconsiderada, y cuando alguien amable te cede el paso, le agradeces al punto de querer componerle una canción. En algún punto de tu depresión te convences que la misión de tu carro no es la de conducirte a grandes velocidades, sino la de mantenerte a salvo del mundo exterior.
Canciones referidas:
"Born to Run", Bruce Springsteen.
"Everybody Hurts", R.E.M.
"Watching the Wheels", John Lennon.
"Whoever you are", Geggy Tah.
"Cars", Gary Numan.
Tercer acto: El Torito
Viernes. Quincena. Estás deprimido por tu vida disfuncional y sales del antro con algunas cucharadas de tequila de más. Tus amigos te preguntan quién te va a llevar a casa, pero te aferras a conducir tú. Necesitas ir a ver a "esa persona" para decirle lo que sientes. El alcohol te hace empoderarte, las calles vacías disparan tu adrenalina, ignoras las señales y las cámaras, finalmente te dejas llevar por la velocidad, te sientes vivo… y te estrellas. La bolsa de aire se infla y te salvas de morir, pero no de la policía, cuya autoridad desacatas, lo que te lleva al Centro de sanciones administrativas y de integración social de la Ciudad de México, mejor conocido como "El Torito", en donde tus sueños de velocidad se convierten en pesadillas del accidente. Pero mañana será otro día… bueno, dentro de tres días que salgas será otro día. Y lo primero que harás al salir será comprarte una bicicleta. Bueno, desde el segundo párrafo advertimos que era una tragedia. No hay moraleja, solo bocinas, mentadas de madre y estrés.
Canciones referidas:
"Drive", The Cars.
"I Drove all Night", Roy Orbison.
"Trashed", Black Sabbath.
"Airbag", Radiohead.
"The Other Side of the Crash", Thursday.
"The Bike Song", Mark Ronson.