Más allá del óleo, más allá del lienzo

Más allá del óleo, más allá del lienzo

1. Primera sala: de Italia a México

La influencia del caravaggianismo en América Latina llegó tarde: la ola expansiva que representó en Europa durante el siglo XVII alcanzó el continente americano hasta dos siglos después, cuando los artistas de la Academia de San Carlos fueron fuertemente influidos por el arte barroco italiano. Las mismas búsquedas estéticas resonaron en la propuesta decimonónica mexicana, pues se encuentran replicadas las mismas líneas temáticas: la inquietud por lo sombrío, por lo teatral, por lo violento.

Puede decirse, de manera general, que la puesta en escena que Caravaggio pretendía lograr se materializó en México con la perspectiva de los artistas latinoamericanos, que si bien ya habían pasado por un periodo barroco muy propio, recuperaron los elementos dramáticos del caravaggianismo para generar una propuesta académica oscura y violenta, muy como lo hubiera hecho el maestro lombardo.

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2. Segunda sala: influencia en el arte novohispano

Muchos de los grandes maestros del siglo XVII —como José de Ribera, por ejemplo— absorbieron el carácter gestual importante de la obra de Caravaggio. Ya no se trataba únicamente de mostrar el cuerpo al natural, sino de hacer que sus miembros también fuesen actores en la situación que se presentase en la obra.

Es por esto que el segundo núcleo de la exposición se centra en el papel que juegan las miradas y las manos en términos de la expresión del personaje que se presenta: en cómo se puede lograr un sentimiento de acuerdo a cómo se posicionen las manos, a qué tanto se desfigure la mirada, y a qué nivel estas dos partes se conectan y complementan en términos de la creación de un ambiente tenso y dinámico.

Esta manera de entender la estética barroca fue una herencia directa del artista milanés, que si bien jamás tuvo aprendices directos como tal, sí incidió profundamente en la estética europea, que se extendió más tarde al nuevo continente y a su manera de realizar alegorías y escenas bíblicas.

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3. Tercera sala: cómo se perpetuó el legado de Caravaggio en la Nueva España

Si bien es cierto que Caravaggio nunca tuvo alumnos que estuvieran trabajando con él en el estudio, una vez que su obra ganó importancia e influencia en Europa se le estableció como una institución académica de hacer arte.

Muchas de las grandes escuelas italianas dedicaron gran parte de su producción a reproducir las formas del caravaggianismo, y varios de los maestros que en ella se formaron eventualmente se trasladaron a la Nueva España, en donde siguieron con la misma línea creativa.

Es por esto que el tercer núcleo temático de la exposición está dedicado a los artistas novohispanos que adoptaron un caravaggianismo asimilado, asimismo, por los maestros instruidos en el viejo continente, y que vinieron a imprimir este imaginario en la iconografía católica que estaba en auge durante el desarrollo del tenebrismo en el territorio novohispano.  

4. La buenaventura (1595)

Se trata de uno de los pocos cuadros del artista lombardo que ha viajado para exhibirse en México, y justo por esto es la pieza central de toda la muestra. La composición se basta de dos personajes para narrar una situación compleja: él, un joven de la alta sociedad barroca de Roma, y ella, una gitana de las calles que lo seduce con la mirada mientras pretende leerle la mano —siendo que, en realidad, le está robando el anillo que tiene en el dedo anular.

La pintura es un juego en distintos niveles: no únicamente se trata de la contraposición de clases sociales, sino de un intercambio de gestos que se entrelazan, se comprometen, se disfrazan y se confunden entre sí. Podría ser, incluso, una premonición para la experiencia multisensorial que le precede: la pintura es una puesta en escena en sí misma, siendo que no necesita de una historia en el fondo para complementarse, sino que la imagen habla por sí misma.

Las telas, la piel, la suciedad y la luz: todos los elementos que caracterizan a Caravaggio se conjuntan en La buenaventura, convirtiéndola en una de las piezas más representativas de toda la obra del maestro milanés.

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5. The Caravaggio Experience: una puesta en escena multisensorial 

La apuesta del MUNAL en conjunto con los Museos Capitolinos de Roma apunta a lograr una experiencia de inmersión en el espectador. Se trata de dar a conocer a Caravaggio más allá del lienzo, permitiendo que la gente pueda realmente sentir el color, ver las texturas y adentrarse, incluso, en el que podría haber sido el olor de su estudio en Roma.

Dividida en cuatro capítulos, The Caravaggio Experience explora los distintos estratos expresivos y temáticos que el artista desarrolló a lo largo de su vida, haciendo un énfasis especial en la luz, la tensión y la violencia que caracterizan su propuesta estética del barroco.

En 45 minutos, el espectador se enfrenta con el juego de 15 proyectores, de difusores de olor y de bocinas que tocan música que emula la época, y que conjuga el carácter multifacético de la obra tan controvertida —y sin embargo, tan fundamental para la historia del arte— de Caravaggio: más allá del óleo, más allá del lienzo.

 

 

 

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