#MambaOut, la leyenda de carne y hueso
Por: Ricardo Albarrán y Omar García Cosío
Se suponía que las luces se apagaron aquella noche en Los Ángeles con 60 puntos y la celebración a 20 años de una carrera épica. Pero la fragilidad de los ídolos incluso se materializan con noticias como el accidente aéreo en el que Kobe Bryant perdió la vida este fin de semana en California.
Leyendas como él son de carne y hueso. Quizá es lo que más dificulta digerir.
¿No se suponía que ya habíamos dicho adiós? Sea que la magia tocase el reino púrpura y oro o por el contrario se testifique desde la resignación de que la Mamba muerde desde la otra quinteta. La retrospectiva vuelve a aparecer: El “Ace” de Lower Merion, Filadelfia.
El reclutamiento colegial (Draft) de 1996, en primera instancia, parecía que el jersey designado sería de Charlotte Hornets. Pero el camino del héroe requería de una armadura determinada y el único jersey lo suficientemente grande para lo que vendría era el de los Lakers. El intercambio que definió el curso de la primera década de los 2000.
Cambió el milenio. La leyenda de Jordan, solidificada, ya era tema discutido en pasado y mientras el toro perdía impulso, la ola californiana tomó poder y volvió al espacio de honor en la NBA: un tricampeonato. El periodo dinástico habitual del deporte.
Pero los años sólo multiplicaron el dominio de Bryant en la liga y el ocho comenzó a quedarle chico. El 24 constituyó su era de mayor nivel, que lo llevaron a ser el más valioso de la liga en 2009, año en que también consiguió el Larry O’Brien, con el MVP de las finales. Una última final en 2010 le entregó el anillo que faltaba para completar su mano.
Y llegó el 2016. La primera despedida. Kobe tomó al Jazz como banda de acompañamiento para una última muestra virtuosa: las seis decenas de puntos y tres minutos de alarido que resumieron sus dos décadas como leyenda. Cuando sonó la última campana, los Lakers no volverían a ver dentro del campo una casaca con el 8 o el 24. La última frontera para un ídolo.
Cuatro años después, el #MambaOut volvió a aparecer un día después de que otro jugador de los Lakers, quizá el heredero de la estafeta que el 24 recibió de Jordan (LeBron James), lo superara como tercer anotador histórico de la liga. Pero esta declaración se hizo con un estómago hecho nudo. Con el shock. Con el consuelo inevitable de que Kobe Bryant ya era un inmortal.