Cuando en días recientes se dio a conocer que la bio-pic de Freddie Mercury: Bohemian Rhapsody recibió cinco nominaciones por parte de la Academia de Hollywood, el debate en redes sociales no se hizo esperar. Hubo desde los que consideran la película como “maravillosa y absolutamente merecedora de todas las nominaciones” hasta los que la tildaban sólo de “entretenida”, pero a fin de cuentas, “no extraordinaria”.

La contienda con películas como Roma o Vice, y la ausencia de joyas como Hereditary o First Reformed ha causado revuelo al pensar que las otras contendientes: A Star is Born, Black Panther y por supuesto Bohemian Rhapsody.

La película ha reabierto el debate alrededor de las películas biográficas, de culto y grupos de rock como referencias de arte. Vale la pena echarse un clavado en la discusión, más allá del chisme, para tener una reflexión del género, y en sí, de la bio-pic del vocalista de una de las bandas más icónicas del mundo del rock. Si no para criticar, al menos para comparar con otras películas similares y para tratar de entender ambos lados de la discusión.

El género biográfico —sobre todo en el cine— es uno que puede parecer fácil de abordar en un inicio, pues cuenta una historia que ya todo mundo sabe, pero por esa misma razón también resulta extremadamente difícil su producción. No sólo los actores deben parecerse y encarnar la personalidad de los personajes, también debe creer la gente que no está viendo una película, sino un vídeo de la banda perdido por varios años.

Debe se verse real, sentirse real, y por ello los datos más conocidos por el público o más datos alrededor de lo familiar no deben faltar, y sin ser suficiente esto, deben tratar de apelar al interés y aprobación tanto de los expertos como del público en general.

Hay que tomar en cuenta en los grupos de rock su base de fans, esto también implica que sus seguidores buscan estrechar la familiaridad que tienen con el grupo a través de la película. No sólo buscan ver algo: buscar llorar, buscan enaltecer a sus ídolos, y sobre todo, buscan ver revivir a sus héroes.

El Washington Post explica que generalmente dicho ánimo nace de los miembros del grupo, y de los actores poniendo un “extra” a la interpretación, que la clave para un aterrizaje perfecto, es que no sea una imitación absoluta de los miembros originales. Ponen como ejemplo el papel de Dakota Fanning y Kirsten Stewart personificando a Joan Jett y a Cherie Currie en las que sus actuaciones desinteresadas sólo ganaron que se vieran demasiado forzadas, fuera de papel, como un maniquí con los peinados y la ropa de las cantantes, y que en cambio otras como Ray, con Jamie Foxx, han logrado ser vistas como buenos bio-pics por la interpretación.

El caso de Bohemian Rhapsody es especial, porque aunque no se puede dudar que Rami Malek (y todos los demás actores) ofrecieron una actuación espectacular, la forma en la que está manejada la trama (centrándose sólo en Mercury, y hablando sobre los aspectos más morbosos de su vida) es lo que ha molestado a muchos críticos y fans. Esto los ha llevado a considerar la cinta como superficial, muy parecido a The Doors en 1991.

Finalmente, la cinta sobre Mercury tiene un panorama complicado en las premiaciones, teniendo a Roma como contrincante, aún así, hay posibilidad alta de que Malek se lleve el premio como mejor actor.

Independientemente de las opiniones sobre Boehmian Rhapsody, sólo queda ver si en el futuro logra un lugar entre otros bio-pics como Amadeus o Ray, o si se queda en el olvido con The Runaways y The Doors.