La cátedra espiritual de Devendra Banhart
Fotos: Esteban A. Catalán / Ibero 90.9
El cantautor de origen venezolano, Devendra Obi Banharte, se presentó el pasado lunes 25 de noviembre en el Plaza Condesa como parte de su tour por su último álbum de estudio: Ma. Banhart regresó a nuestro país después de varios años para dar solamente dos presentaciones, la ya mencionada en la CDMX y en el festival Tecate Bajío con sede en León Guanajuato. El músico venezolano-estadounidense ha sido fiel a su particular sonido latino con una mezcla de folk y psicodelia desde sus primeros proyectos como Cripple Crow.
El show que abrió la noche estuvo en manos de Salvador y El Unicornio. El mexicano saltó a escena con un bajista y un baterista. Una agrupación bastante sencilla, con tonos muy parecidos a los que representan a Banhart, pero sin la complejidad que impregna en su música este último.
Bien vestido y bien peinado, Devendra finalmente entró al escenario detrás de sus músicos. La banda estaba constituida por una guitarrista, un tecladista con sintetizadores, un bajista y un baterista. La ovación del público no lo inmutó, él sabía lo que tenía que hacer y, sin presentarse, comenzó el espectáculo. “Golden Girls”, primera canción de su sexto álbum titulado Mala, rebotó en el pecho de los espectadores haciéndolos cantar entre gritos y chiflidos. La guitarra de Devendra se escuchaba limpia y fuerte y entonces todo el público ya se comenzaba a mover; la voz tenue y llena de personalidad fue tan especia que nadie cantó con él para no ensuciarle.
El primer gran éxito que todos desgañitaron fue “Mi negrita”, canción perteneciente al mismo disco. El pandero y las suaves percusiones aterrizaron la romántica atmósfera, manos chasqueaban y otras aplaudían; todos bailaban y cantaban: “Fe y amor no necesita esperanza”. Al terminar, rió un poco y preguntó: “¿Cómo están?”, el Plaza cCondesa se derrumbó a gritos y entonces Banhart pidió más tranquilidad. “Hay que estar relajados, ¿cómo estás? Bien, así, tranquilito”.
Después de su petición y su manera de interactuar casi como en una plática casual, los fans se dieron cuenta de que eran los invitados especiales a un encuentro íntimo y personal con la música espiritual del músico venezolano. La primera canción que entonó de Ma fue “Kantori Ongaku”, primer sencillo que estrenó de su último álbum. Una canción de indie folk que habla sobre la paz mundial y el florecimiento de la vida y el amor.
Entre canciones, Banhart nos habló sobre el amor y cosas implícitas dentro de nuestra existencia: “¿Cuándo fue la última vez que te diste cuenta que estabas respirando? Mira, hazlo ahora, respira”. Después de esa pregunta, el silencio conquistó la sala y los espectadores inhalaron hasta llenarse y soltaron un suspiro en conjunto. “Quédate Luna”, de su álbum Cripple Crow, trasladó la música a un Devendra Banhart que todos escucharon hace casi quince años. A petición del público y para terminar, regaló “Carmensita”, que es quizás su tema más esperado y forma parte del álbum Smokey Rolls Down Thunder Canyon. Parecía que toda esa energía y respiración que pidió ser contenida, la irradiaron con ese último baile.
Devendra Banhart regresó a nuestra ciudad para recordarnos que la música es amor, compañerismo, espíritu y regocijo; más importante, nos enseñó que seguimos vivos y hay que demostrarlo.