Kelly Lee Owens suelta su propia voz con un techno retro-futurista en 'Inner Song'
Podríamos comenzar de mil formas, una vez detonadas cada una de las sensaciones remitentes a Inner Song, el segundo material de larga duración de la productora galesa, Kelly Lee Owens. Una entrega cuya bella analogía se precia de valorar el sonido e inmiscuirnos en él. Es curioso que se haga referencia a ello en una época donde la vorágine de obras recalca implícitamente no hacerlo. Este álbum es una apología a la profundidad del sonido en varios aspectos.
Naturalmente la apertura se hace con sintetización, “Arpeggi” posee un equilibrio entre lo contemplativo y un lado hipnótico. A eso referimos cuando decimos que el disco es una apología del sonido, se hace en varios niveles. Por un lado, la síntesis y el trabajo con caja de ritmos, grabación de loops, implementación de dichos sonidos en un track y más loops que se distienden nuevamente en otra pieza.
Entonces se genera una capa de sonidos cada vez más profunda, sobre una base que va a 120 Bpm. Evidentemente, el techno se hace presente en la mitad del álbum y se escucha desde el principio, pero se nota mucho más en canciones como “On” y “Melt”.
Es buen momento para recalcar que la parte técnica del disco está sometida por un espíritu sombrío. Inner Song funge como obra conceptual de principio a fin con apreciación e interpretación de climas. Las letras suman descaradamente en este discurso, “Re-Wild” por ejemplo, juega con el origen de un estado espiritual a partir del loop de estrofas. Quizás la voz de Kelly remita a voces clásicas como Kate Bush, o por momentos a Tracey Thorn.
El claroscuro de tonos vocales también se puede reflejar en piezas como “L.I.N.E.”, una canción de atmósferas grises con estrofas alargadas llenas de tonos medios. La introspección de Owens, aunque lejos de ser abstracto para quien lo interpreta, deja un aire de desolación que reclama que el amor no es suficiente. Una melodía solemne que se inserta de buena forma con la línea tonal mostrada.
De forma panorámica, el álbum muestra pulsos interesantes. Dialoga de buena forma con los sonidos, es ideal para esa transición de la tarde hacia la noche y no hablemos del viaje hacia la madrugada. Podríamos hablar de una penumbra vibrante, tan solo con el paso a paso de las piezas por arriba de los 120 Bpm, aunque no podemos dejar de lado el pulso de sonidos más pop o de fácil escucha.
El álbum también libera estados anímicos más hacia la meditación, incluso cuando los beats aumentan su frecuencia. Un caso concreto es “Night”, una bella pieza con inicio plúmbeo que se suelta elegantemente. Aunque para este disco no se incluyen cítaras como en su primer LP homónimo, Inner Song es un concepto dual entre los patrones sonoros provenientes de sintetizadores que sueltan acordes de bajo, kicks y la voz que se comporta como una repetición.
Hablábamos de una obra que apunta hacia lo sombrío y el trance. Dentro de este marco de sonido se encuentra una pieza deliciosa que cautiva por su poder y fragilidad interpretativa, además de una melodía levitativa y muy atractiva. La voz de John Cale conmueve en “Corner Of My Sky”, además de la firmeza con la que canta desde la apertura a manera de spoken word o poesía sonora. En este punto concientizamos el mérito del álbum; no se puede dejar de lado la pertinencia con la que llega cada canción, de ahí que se generen climas rugosos, de éxtasis y otros más solitarios.
Es casi increíble cómo la línea del tiempo de la música electrónica carga con un cuestionamiento sobre su naturaleza humana. Hablamos de los procesos e instrumentos con los que se crea y la evolución como tal del género: desde cómo se aborda y se pretende, hasta cómo se elaboran discursos con ella. En este proyecto, Kelly Lee Owens nos hace repensar en ello.
Te sugerimos escuchar Inner Song en tu plataforma preferida, lo importante es que lo hagas en un momento penumbra. No alteres el orden de las canciones para que poco a poco te sumerjas en su atmósfera misteriosa llena de techno.