"Janis y Leonard”: una comedia musical sobre un romance fugaz en el legendario Hotel Chelsea
Por: Miriam Canales
¿Qué sucede cuando dos almas creativas y volátiles se aproximan y tocan de manera intensa, pasional y efímera…?
La historia moderna ha derrochado infinidad de ejemplos, pero uno de los más misteriosos y conmovedores, al menos para quien escribe estas líneas, es el de Janis Joplin y Leonard Cohen, referido en su clásico “Chelsea Hotel”. Fungió como pretexto perfecto para que la imaginación de otra alma prolífica, como la de Jaime López, diseñara una comedia de atril acerca de este breve romance, aderezada con las voces de los cantantes Jaime Ades y Lía Rueda. Esta sinergia permite un diálogo ficticio entre los tres intérpretes con niveles de jocosidad y drama, juegos de palabras ingeniosos e imágenes que remiten a la fascinación que el icónico hotel —ubicado en el 222 West de 23 Street— ha vertido a lo largo de su historia con huéspedes como Dylan Thomas, Jack Kerouac, Sid Vicious, Nancy Spungen y Arthur C. Clarke, durante la génesis de su obra 2001 Odisea del espacio.
Presentada el viernes 18 y domingo 20 de octubre en el Foro del Tejedor de El Péndulo, “Janis y Leonard” es un ejercicio literario sincero que se adentra en el legendario affair ocurrido en la Nueva York de 1968 y explora otras aristas de las relaciones fogosas y pasajeras. Por ese entonces, Cohen, recién llegado de Canadá, buscaba despuntar como intérprete y envolverse en la escena local después de vivir inmerso en la poesía. Mientras tanto, Janis era una cantante de 25 años incipiente y de espíritu rebelde “que prefería a los hombres guapos, pero que por él haría una excepción” y quien se alojaba en la habitación 411 de esta morada transitoria de literatos, bohemios, artistas y excéntricos en fase de revelación.
La pluma de López se toma la licencia de idealizar los hipotéticos episodios que envolvieron a esta pareja, más allá de sus especulaciones, lo que la prensa internacional ha documentado y la propia interpretación de la lírica de Cohen. Además, añadiéndole un estilo propio mediante una dosis de humor, sus propias composiciones como “No culpen a mi amante” y otros covers al español como “Tower of Song”, “I’m Your Man” o “Lover, Lover, Lover”. Esta obra expele una carga de melancolía y emotividad para quienes alguna vez vimos por única ocasión en concierto al “hombre de Montreal” o sentido el dolor de la “bruja cósmica” al escuchar su voz.
Jaime Ades complementa esta complicidad artística y se define como “cancionista cósmico y arquitecto de formación” y ha participado en otras obras como El arrullo sideral. También se añade el talento de Lía Rueda, quien cuenta con una formación en la música, en el teatro y en la fotografía. La versatilidad permite con eficacia que tres artistas rindan pleitesía a este capítulo sentimental de la cultura pop.
El Chelsea Hotel se mantiene incólume en su natal Nueva York. Y su faceta de leyenda urbana, de recinto para portentosas obras y escándalos, de idilios para quienes “se necesitan y no se necesitan” y “de quienes no se piensan tan a menudo”, continuará como inspiración para los aventureros que se atrevan a visitarlo, al menos en su imaginación. Una recámara estará siempre disponible para ellos.