'Evidencias': ¿Cómo hacer arte con ciencia?

'Evidencias': ¿Cómo hacer arte con ciencia?

¿La ciencia puede ser un proceso artístico? Si, estas intersecciones entre los datos y gestos matéricos que juegan desde la estética es el tipo de práctica artística que ha producido el artista Iván Abreu.

El cubano con más de 20 años de residencia en México presenta una serie de obras en el Museo de la Universidad de Guanajuato, en el marco de la 49° edición del Festival Internacional Cervantino. La muestra titulada Evidencias es un conjunto de obras curadas por la Universidad de Guanajuato que se relacionan con el poder retórico y estético de los datos.

El arte basado en datos consiste en la elección de un cierto número de información con algún tipo de régimen de verdad, como el científico, y realizar algún gesto matérico o performático que dé cuenta de las implicaciones de dichos datos para apelar a la sensibilidad del espectador. Cuando uno observa una serie de datos en la computadora, una nota escrita o desde el discurso de alguien con bata blanca, éstos parecen fríos e inmutables; sin embargo, cuando cambiamos a partir de gestos la forma en que éstos se presentan, nuestra sensibilidad puede verse apelada a la reflexión o al chispazo de impresión.

El artista está interesado en el potencial poético/político de los datos, en jugar y explorar el estatus de verdad de la ciencia al producir desde la tecnología, no con un fin instrumental sino estético. Dentro de la muestra Evidencias sobresale la obra Similitud (2011), que presenta una gráfica acompañada de un acoplamiento sonoro y compara los registros del himno nacional mexicano y estadounidense. Las similitudes son tales que nos hacen mirar cómo los procesos histórico-político-económicos, e incluso culturales, están íntimamente vinculados, así como sus símbolos patrios.

La obra de Iván Abreu se ha realizado, en su mayoría, en su estancia en México, por lo que la mirada desde afuera ha moldeado su percepción sobre el panorama político, cultura e ideológico de Cuba.

Una de las obras dentro de la muestra con mayor fuerza poética/política es la de Bochorno, donde el artista produjo una serie de 290 tarjetas paisajísticas con cambios de color que se relacionan con el clima del pasado 11 de julio, donde se presentaron marchas masivas de protesta en Cuba por las condiciones económicas, el contexto vivido por la pandemia, así como las consecuencias del recrudecimiento del embargo económico estadounidense a la isla caribeña. El número de postales proviene de un reporte sobre aprehendidos durante las protestas por parte del gobierno cubano; el artista menciona que dicho número lo consultó de un reporte oficial.

Cuando se está frente a estas postales nos hace manifiesto en términos experienciales que esas postales son personas apresadas por hacer valer su derecho a la protesta. El hecho de que esta obra se presente dentro del FIC, es de mucho valor, pues permite intersticios de crítica en un festival que tiene por invitado al país de Cuba.

Tal vez, la crítica puede hacerse con mayor facilidad desde afuera pues no se encuentra uno obligado a negociar con las condiciones de ese contexto en específico; sin embargo, artistas independientes en la isla caribeña se encuentran actualmente resistiendo al Decreto 349 que dictaminó en 2018 que todas las personas con actividades artísticas, incluidos los colectivos artísticos, quienes se dedican a la música y los intérpretes, tienen prohibido desarrollar tales actividades en espacios públicos o privados sin la aprobación previa del Ministerio de Cultura. La movilización de artistas y trabajadores del sector cultura lograron que no pudiera implementarse en la ley, aunque siguen denunciando que la censura es un ejercicio común por el gobierno. Devenido de este decreto se han creado movimientos culturales de resistencia, siendo el más visible el Movimiento San Isidro.

La obra de Ivan Abreú si bien se vincula con una crítica a su tierra natal y el régimen actual que la gobierna, puede encontrar resonancias en nuestro propio contexto, donde la represión también es ejercida desde el Estado, así como el desmantelamiento del sector cultural a través de la precarización laboral, la decisión sobre los programas a presentar y un Estado-Nación que intenta impulsar una agenda ideológica a través de muchos de los espacios culturales que dependen de él.

Cuando el artista toma los datos, no necesariamente critica su estatus de verdad, al contrario, la toma como eje de producción y nos permite relacionarnos a ellos más allá de los espacios de conocimiento; al experimentarlas nos abre caminos nuevos de percepción de lo que acontece.

Te invitamos a escuchar la entrevista con el artista en el marco de su participación en el Festival Internacional Cervantino:

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