'Hombres fuertes, de acción... serán hoy': las masculinidades según Disney
"A los niños nunca se les debería enviar a la cama, cuando despiertan son un día mayores".
Peter Pan
¿Cuántos de nosotros crecimos viendo Toy Story, Blanca Nieves, El Rey León, La Bella y la Bestia, Hércules, Tarzán, Pinocho o La Sirenita? Sin darnos cuenta, Walt Disney construyó muchos de nuestros intereses, aspiraciones y formas de asimilar el mundo desde la infancia.
La sociedad es arte, creencias, códigos de conducta, intelectualidad y espiritualidad; elementos que permiten que cada individuo se construya a sí mismo. La cultura es el elemento disruptor y a la vez, cohesivo, que crea identidades. Es por eso que tiene un potencial transformador, al que Joseph S. Nye llamó "poder suave".
El poder suave es la capacidad que tiene un actor como el estudio Disney de incidir en las acciones y los intereses de los seres humanos. Sin duda, esta casa productora, de origen norteamericano, es una de las industrias culturales más importantes de los últimos años. Es por eso que es un referente simbólico clave en la construcción de la moral, la noción de éxito y las estructuras de género. Al ser una empresa que surge en el auge de la hegemonía estadounidense, refleja los valores occidentales, los cuales están directamente ligados con la moral cristiana.
Hace poco discutía con un amigo acerca de los roles de género que Disney había construido con el paso de los años. Él argumentaba que los personajes femeninos del universo animado sí habían evolucionado de la mano con las olas del feminismo. Propuso el ejemplo de Los Increíbles 2, película de Disney/Pixar donde el rol de Elastigirl coincide más con el que hoy las mujeres occidentales desempeñan en la sociedad. Yo argumentaba que, si bien la mujer había evolucionado y comenzaba a ocupar espacios que estaban pensados únicamente para hombres, el problema era que:
Las masculinidades no habían evolucionado a la par de las feminidades.
Si bien podríamos decir que Disney no es más que una de las tantas ofertas de entretenimiento, es importante resaltar que sus películas son un reflejo del contexto social en el que surgen, y son un elemento clave en la educación de la niñez.
Las princesas, por ejemplo, reflejan los roles de género propios de la época y la moral imperante. En los primeros filmes, como Blanca Nieves y los Siete Enanos o La Bella Durmiente, no es extraño ver cómo se presenta a la mujer como aquel ser emocional, poco racional, vulnerable y poco solidario que requiere de un padre, esposo o guardián que la proteja.
En el caso de Blanca Nieves, es claro que las mujeres son sujetos en constante competencia por la aprobación del otro —lo masculino. Entonces, no olvidemos que la razón principal del odio que existe entre Blanca Nieves y su madrastra es la rivalidad que hay sobre "quién es la más hermosa de todas".
Asimismo, no podríamos entender a Blanca Nieves sin la vulnerabilidad y sumisión que le construyeron los productores de Disney a la princesas; ya que, sin ésta, no habría necesidad de la protección de los siete enanos. Los enanos son la representación de una masculinidad que reforzó en su momento el orden simbólico del género y los estereotipos, donde la mujer estaba destinada a las labores del hogar.
Con el paso de los años, en efecto, la mujer comenzó a rebelarse contra los estándares sociales que la constreñían. De igual modo, esto se tradujo a los filmes infantiles. Tal es el caso de Bella o Mulán. La primera, representa la liberación de la mujer —motivada por la lectura— a través de la cual renuncia a satisfacer las normas de comportamiento esperadas y rechaza a la masculinidad hegemónica representada por Gastón, quien simboliza todos estos elementos asociados al hombre como la fuerza, la valentía y la ostentación.
Mulán, por su parte, es la mujer que —contrario a la tradición y el honor— desafía las reglas y sustituye a un soldado de la Dinastía Shang. Dicha acción es simbólica, ya que, de no haber salvado la vida del general al mando (Li Shang), ella hubiera sido asesinada por el deshonor que representaba en ese tiempo tener a una mujer entre las filas del ejército imperial.
Una vez más, podemos observar masculinidades que no permiten que las mujeres tomen espacios destinados a habilidades que se consideran masculinas, entre ellas, el liderazgo; ya que esto implica cederle a ellas, poder. Mientras que las armas se destinan a los hombres en el contexto de Mulán, Mérida —la princesa de la película Valiente— desafía estas normas y, cuando intentan encontrarle esposo, ella defiende su mano con su destreza en una increíble competencia de tiro con arco.
En Moana, por otro lado, podemos observar una vez más a un personaje femenino empoderado, valiente, revolucionario e independiente que lucha por cuidar el medio ambiente y desafiar los límites sociales y geográficos que su padre ha trazado para ella. Parte de la historia implica una lucha constante entre Moana y Maui. Maui es un semidios masculino que utilizó el poder dado por los dioses para robar el corazón de Tefiti, representación de la madre naturaleza.
Maui representa la masculinidad hegemónica que ostenta el poder y que ve a la naturaleza como un elemento productor de vida —feminizado—, que sirve a sus principios y, por tanto, puede ser explotado.
Es claro que la forma de expresar y entender la masculinidad de los enanos de Blanca Nieves, Li Chang y Maui no se ha transformado al mismo ritmo que la feminidad. Esta última ha comenzado a tomar espacios de pertenecen a roles masculinos, quienes no reaccionan de la mejor manera.
En Los Increíbles 2 podemos observar de manera mucho más clara este fenómeno, ya que cuando Elastigirl toma las responsabilidades económicas y cede las del hogar a Mr. Increíble, él se encuentra completamente en crisis. Dicho desequilibrio es producto de una masculinidad hegemónica que, al tener que ceder espacio a lo femenino, no encuentra su lugar. Pareciera entonces que no logra desempeñarse adecuadamente en las labores domésticas y la crianza de los hijos.
Con una evolución continua de lo femenino en las películas de Walt Disney Studios y en la sociedad, hace falta una evolución de las masculinidades, donde ambos puedan definirse más allá de los binarismos tradicionales. Esta redefinición en la vida social podría incluso abrir espacio a otras formas de expresión de género dentro de las películas de Disney.
Encuentra a Fernanda Aguila en Twitter como @fer_aguilav95