Hace 199 nació un tal Fiódor Dostoievski
El 30 de octubre de hace tan sólo 199 años nació Fiódor Mijáilovich Dostoievski —para algunos traductores Dostoyesvki— uno de los más grandes de la literatura universal; quizás y sólo quizás un poco atrás de Shakespeare, según Sigmund Freud. Incluso Virginia Woolf se preguntó en su momento si valía la pena leer a alguien más.
«Ningún científico me ha dado tanto como Dostoievski».
Albert Einstein
El acervo del arte conocido como literatura universal fue consolidado por Goethe para reunir las obras de todo el mundo, puesto que, la literatura es patrimonio de la humanidad. La pregunta es, ¿qué hace a una obra ser clásica y por qué Dostoievski entra aquí? Claro que sus obras obedecieron al canon del realismo, pero lo que las hizo inmortales es que a más de un siglo de que salieron, el lector halla en ellas respuestas a la condición humana así como más interrogantes y dilemas; además de dar un tremendo goce. El siguiente recorrido por la vida y obra del autor ilustrará esto.
«Dostoievski es el único psicólogo del que he aprendido algo».
Friedrich Nietzsche
Fiódor tenía un desarrollo de personajes altísimo, son tan humanos que al día de hoy podemos sentirlos, entenderlos y entendernos a nosotros a través de ellos. Sus observaciones y descripciones contaban con tal perspicacia que incluso llegó a predecir los males que hoy padecemos. Fue alguien que podía ver la imagen completa y con ello prevenir a las generaciones futuras de los males que se avecinaban.
«Dostoievski es el mayor conocedor del alma humana de todos los tiempos».
Stefan Zweig
Fue el segundo hermano de siete en nacer del matrimonio entre un militar con mano de hierro y una amorosa madre, allá en Moscú de 1821. La tuberculosis se llevó a su mamá y por ello fue enviado a sus 16, junto con su hermano Mijaíl, con quien siempre fue unido, a la escuela militar de ingeniería. Dos años más tarde, su deprimido y alcohólico padre falleció; hubo sospechas de que sus empleados lo asesinaron. Este acontecimiento lo llenó de culpa por haberle deseado tantas veces la muerte y le despertó una epilepsia de carácter afectivo. Esto quiere decir, según el padre del psicoanálisis, que su enfermedad fue emocional, no neuronal.
«¿Y qué si esto es una enfermedad? ¿Qué importa que se trate de una tensión anormal si su resultado, tal como lo considero y analizo cuando vuelvo a mi estado corriente, contiene armonía y belleza en el máximo grado, y si en ese minuto experimento una sensación inaudita, insospechada hasta entonces, de plenitud, de ritmo, de paz, de éxtasis devoto…»
Dostoievski sobre la epilepsia en la novela El Idiota
Tras muchas lecturas de Shakespeare, Víctor Hugo, Gogol y Pushkin, entre otros, publicó su primera novela titulada Pobre Gente (1846). Esta le mereció reconocimiento de la crítica en el país de los zares. La historia habla de los miserables Makar y Varvara, quienes entablan una relación por correspondencia. Los personajes descubren que pueden encontrar dignidad en las letras, en la belleza y en la complicidad.
«La literatura es una cosa magnifica.» le confiesa Makar a Varvara, «Sirve para fortalecer el corazón de las personas».
Dostoievski en Pobre Gente
En Pobre Gente nos dio un esbozo de los temas que estarían en toda su obra: la psique humana, el amor tras la redención, los vicios, las pasiones, la religión, la culpa, la ignominia del sufrimiento infantil, la modernidad y la burocracia. Estos últimos son la premisa central de su segunda novela “El Doble”, en la que Yakov Petrovich va perdiendo el decoro ante el sistema burocrático deshumanizante.
La modernidad, como modelo nacional de organización, comenzó con el descubrimiento de América y se fue adoptando por toda Europa, su finalidad era maximizar la producción y la eficacia; el renombrado capitalismo. El problema que anticipaba Dostoievski es que la eficacia como valor central y burocratizar, o sea, fragmentar los procesos, puede crear fábricas, así como campos de concentración. La burocracia hace que la gente no vea el resultado de sus acciones y la eficacia busca maximizar la producción; aunque se lleve vidas entre las patas. Algo que explica Bauman en Modernidad y Holocausto. Hoy en día nuestro consumo de ropa, por ejemplo, apoya muchas veces el negocio de la esclavitud, pero cómo no vemos el resultado de nuestra acción, no lo sentimos. La modernidad se presenta como productora de muerte y la burocracia como aparato de indiferencia, o sea, deshumanizador.
«Lo que haré será convertirme en un observador desinteresado y sanseacabó. Decir: Soy un observador, un extraño y nada más. No soy responsable de lo que pase…»
El Doble
En los años consecutivos publicó La Patrona (1847), Noches Blancas (1848) y Niétochka Nezvánova (1849), novelas mal recibidas que representaron el menor de sus males, considerando que, en 1849, lo condenaron a 8 años de trabajos forzados en Siberia por atentar contra el estado. En estos años obscuros le aconteció una de las vivencias que más lo marcaría: fue despertado al alba y dirigido por los guardias al exterior. Dostoievski estaba confundido, con el frío mordiéndole la piel. De pronto, un pelotón de fusilamiento lo encañonó. Quizás la vida del ruso pasó frente a sus ojos… tal vez recordó la primera vez que conoció el hielo como el Coronel Aureliano Buendía. El instante eterno se detuvo cuando un comunicado de último momento canceló el fusilamiento.
En 1859 regresó a San Petersburgo y publicó La Aldea de Stepánchikovo y sus Habitantes, una comedia de fácil lectura con personajes hilarantes y caos por doquier. Fue dos años después que apareció Humillados y Ofendidos, su primera novela larga. Este drama sobre las imposiciones sociales habla de un escritor enfermo que pierde a su gran amor frente al hijo de un príncipe; este príncipe no acepta la unión, así como los padres de ella que se sienten ofendidos por el rechazo y también se niegan al compromiso. La única antagonista es la moral que sirve para mantener la supremacía de unos pocos.
«La moral, en el fondo, se reduce a comodidad, es decir, que sólo por comodidad ha sido inventada».
Frase de Humillados y Ofendidos
Fiódor Dostoievski es la prueba viviente de que la realidad supera a la ficción, pues, gran parte de su obra alude a su vida o a sucesos que leyó en la prensa. Esto es muy notable en Memorias de la casa muerta (1862), un fiel retrato novelado de todo lo que vivió en la cárcel siberiana; de ser un hombre privilegiado, pasó a ser un intruso en la vida de los reos. Como siempre, el autor significa cada gesto y movimiento de los otros reclusos, formando un perfil psicológico asombroso.
«¡Sí, el hombre es un animal indestructible! Se podría también definir diciendo que es un animal que se acostumbra a todo».
Frase de Memorias de la Casa Muerta
Al poco tiempo, su hermano Mijaíl, con quien fundó la revista Época, muere y, por si fuera poco, su esposa fallece también en el lamentable 1864. Esto lo llevó a una vida de apuestas y exceso. Fiódor, con ataques cada vez peores de histeria y epilepsia, tenía que enfrentar las fuertes deudas por la revista en bancarrota, a su vez, no tarda en embarcarse en la relación más tortuosa de su vida con una nihilista. Por suerte, un rayo de luz iluminó su camino, se casó con Anna, quien lo acompañaría hasta el último de sus días, mismos que tampoco fueron bondadosos con él, ya que, perdió a dos de sus hijos.
En este mismo año aparece Memorias del Subsuelo, una mezcla de novela y ensayo en la que el protagonista te habla en primera persona a lo largo de sus aventuras con amigos que lo detestan y una prostituta que le gusta, mas no puede dejar de maltratarla. Un tema central es la ambivalencia del deseo humano. Por un lado tenemos hambre de alcanzar metas y satisfacer deseos; por el otro queremos caos y destrucción para no conseguir el objeto de nuestro deseo y seguir deseando.
«… si algún día se descubre la fórmula de todos nuestros deseos y caprichos, o, dicho de otro modo, de qué dependen, de qué leyes provienen… esto en una verdadera fórmula matemática, es posible que de pronto el hombre deje de desear, mejor dicho, de seguro que dejará de desear».
Fragmento de Memorias del Subsuelo
Tronara, lloviera o relampagueara, el autor dedicaba sus noches a la prosa. De manera obsesiva escribía, durmiendo de día. Fue así como nació Crimen y Castigo, la historia de Rodia, un joven brillante que argumenta su superioridad sobre otras personas. En su delirio de superhombre asesina a una usurera, un acontecimiento que torturará su mente durante toda la novela en la que un ebrio, un detective, una histérica, un estafador, un nihilista y una prostituta se entrelazan hasta el inevitable final. Crimen y Castigo muestra por qué Dostoievski no se coloca junto a Kant o a Nietzsche como un referente ético. Él cometía el crimen, recibía el castigo y después hacia enormes reflexiones al respecto, o sea, jamás predicó con el ejemplo. Aunque sólo así pudo comprender los abismos obscuros dentro de cada humano y la redención.
«Todo lo que es útil para la humanidad es noble».
Frase de Crimen y Castigo
En 1867 aparece El Jugador, novela corta que ilustra la mente de un ludópata, alguien que quiere llevar todo a sus últimas consecuencias tanto en la ruleta como en todo lo demás. La culpa que persiguió al autor toda su vida explica la necesidad de tener catarsis, ya sea con sus ataques de epilepsia o con esa personalidad desbordada y autodestructiva que lo colocaba al límite, le daban una experiencia de muerte y luego un renacer, para así purificarse.
«… debí haberme retirado, pero una sensación extraña se apoderó de mí: un deseo de provocar al Destino, de gastarle una broma, de sacarle la lengua. Arriesgué la mayor cantidad autorizada… y perdí… entonces, aturdido, dejé la mesa».
Frase de El Jugador
Más tarde apareció, en entregas semanales, El Idiota (1868), novela que sigue a Myshkin y a Rogozhin, un par de amigos enamorados de la misma Femme Fatale; Nastasia. Myshkin era humillado por padecer una enfermedad que en momentos lo incapacitaba; el rechazo lo convirtió en un otro dentro de su propio país y estas vivencias le permitieron hacerse alguien empático. A Nastasia la amaba como a un igual –más que amor fue compasión–, mientras que Rogozhin la veía como territorio de conquista, el famoso amor cortés que comienza con cortejo caballeroso, sigue con matrimonio controlador y puede terminar con asesinato. El Idiota es brillante porque te muestra las múltiples dimensiones de la violencia patriarcal que todos sufrimos y aplicamos. No nos habla de hombres malos, sino de un problema colonial estructural que perpetuamos con la forma de relacionarnos.
«La compasión es la principal y acaso la única ley de la existencia humana».
Frase de El Idiota
El Eterno Marido (1870) es para algunos críticos una de sus novelas mejor alcanzadas en el sentido técnico; Los Demonios (1872) es la más obscura de sus obras que toca temas como el terrorismo y un referente para el pensamiento occidental, puesto que, fue Dostoievski y no Nietzsche el primero en matar a Dios:
«Aquel que vencerá al sufrimiento y al terror, y él mismo será Dios. Entonces ya no existirá el otro Dios».
Frase de Los Demonios
En 1875 publicó El Adolescente y por último apareció la insuperable Los Hermanos Karamázov. Esta obra se publicó por partes y terminó de salir en octubre de hace 140 años. La narración comienza con la reunión familiar entre los tres hermanos y el padre: Dmitri es un derrochador impulsivo; Iván, el primer existencialista según Sartre, es un escéptico; Aliosha, basado en el difunto hijo del autor, es una suerte de ángel, devoto a la religión, amado por todos y acaso un populista; por último, el padre, Fiódor, un déspota y bufón. El caos se destapa con el misterioso asesinato del papá. Los Hermanos Karamázov es un infinito caudal de conocimiento humano, la mejor novela jamás escrita según Freud. Una de sus cúspides es cuando Iván pone en entredicho a la religión:
«…me niego a admitir esa armonía superior: afirmo que no vale las lágrimas de un niño… me niego a reconocer a Dios, pero, respetuosamente, le devuelvo mi billete».
Lo que quiere decir es que ningún plan ni justicia divina en el cielo vale la pena si para conseguirse deben de sufrir los niños —símbolo de la inocencia—. Con ello rechaza a Dios; deja de importar si este existe o no. Este cuestionamiento es aplicable al estado nación o a la hegemonía actual: el consumo, ¿vale la pena que la gente inocente muera en la guerra o que tengan a niños esclavizados con tal de alcanzar este supuesto plan?
Es categórico, uno debe leer en esta vida a Fiódor Dostoievski. No hay excusa para no hacerlo porque si la extensión de sus textos es lo que te detiene, también escribió una extensa lista de cuentos magníficos. A casi dos siglos de su natalicio, podemos ver que su obra sigue fresca. Es un punto de consulta para problemas, incluso una especie de psicoterapia, sin dejar de ser apasionante. Lo mencionado aquí es tan sólo un recorrido superficial por la profunda vida y obra del autor; unas cuantas lecciones para adentrar al lector en un maravilloso y aterrador universo.